DIFICULTAD PARA UN BUEN ENTENDIMIENTO.

La frase “el cordero que guía al rebaño” es una metáfora poderosa que se utiliza, tanto en la Biblia como en la vida cotidiana, para describir a una persona que tiene el congénito privilegio y la responsabilidad de cuidar y guiar a otros por la mejor senda, al igual que un pastor cuida y protege su rebaño no permitiendo su puesta en riesgo.

¿Por qué hemos llegado a esto?

La pregunta tiene sencilla contestación. España se encuentra en tan lamentable situación (estamos muy jodidos), porque en los últimos cincuenta años no ha aparecido el cordero del cencerro al cuello (permítaseme la comparativa licencia) que debería guiar con valor e inteligencia al rebaño hacia las tierras de los buenos pastos; y sin él, todo el rebaño, con menos posibilidades de reaccionar per se, ha venido y sigue viniendo mansamente a precipitarse por el terraplén. Actitud nociva de la que se han ido aprovechando por turno alternativo como (permítaseme la comparativa licencia que beneficia estéticamente a Sánchez, el último, por el momento) hacen las aves carroñeras y los gusanos y demás asquerosos bichos que conforma la fauna cadavérica quienes, desde el poder, aparentando hacer que se hacía, después de unos pocos años, sin haber hecho nada verdaderamente trascendente, se fueron forrados con el resultado de nuestro esfuerzo. Ninguno más delgado de cartera de cómo llegaron.

Pero el daño aún puede llegar a ser más pernicioso si es que seguimos sin encontrar (¿de verdad se le está buscando?) al “necesario cordero”.

Ya no es la imposibilidad de llegar a los penúltimos quince días del mes satisfechas las mínimas necesidades alimenticias. Ya no es el temor de que se libere del techo la espada de Damocles que cayendo sobre su cuello le ponga en el paro. Ya no es la tremenda dificultad (absoluta imposibilidad para quien vive con escasez de un sueldo) de hacerse con una vivienda digna… de eso, estos hijoputas (no digo, el pensamiento es otra cosa, hijos de señoras putas, que es muy gordo) ya nos tienen vacunados. ¡Lo peor y que ya está ahí mismamente! es la tremenda Babel en la que, tanto el PSOE, junto a sus comparsas y el enganche del PP, han edificado con su canalla apoyo a la inmigración ilegal. 

No es racismo pedir al gobierno que actúe, como es su obligación (entre otras muchas cosas para eso se le paga) que es devolver a todas esas personas a su país de origen. Los cientos de miles de legalizaciones que está llevando a cabo el gobierno es otra traición a España y a los españoles. Ese dinero que nos cuesta la emigración es al que tienen derecho los casi 13 millones de españoles que están condenados a vivir en la pobreza. 

Pero es qué, además, aunque pudiera parecer una frivolidad, la demasía de personas de otras razas y otros idiomas nos está creando dificultad oral, cuando, no haciendo tanto tiempo, lo hacíamos con la mayor sencillez. Y es que de pronto te viene alguien a decirte: “Where there is a public toilet i can defecate”.

¿Cómo te quedas? Y es que te dicen “mi nombre es…” Y te sueltan un chorro de consonantes, a las que les han cambiado el sonido y una o dos vocales, pretendiendo que nosotros… 

Hace unos días me contaba que alguien, un catalán seguidor del Barcelona, se encontró con un amigo, madridista, y le hizo esta pregunta, acababan de proclamarse campeones de La liga: 

“¿Has visto mi Laminga Mal?” 

Para que quiero yo ver tu minga, so guarro.

“Te estoy preguntando que si has visto a mi Laminga Mal, el extremo del Barsa, que la está rompiendo ¡so jodio!” 

“Pero es que ese jugador, su nombre no es Laminga Mal ¡cacho ceporro! sino Lamine Yamal”.

Ese es otro de los peligros: dificultad para un buen entendimiento.

Eloy R. Mirayo.