No creo necesario que se monte un casting como si se fuera a rodar un peliculón, para encontrar aquello que necesita perentoriamente ser salvado, por encima de todo lo demás que también necesita ser salvado en nuestra dolorida patria.
Tampoco creo que sea necesario perder el tiempo en discusiones de si se debe o no centrar en la Sanidad todos los esfuerzos de los políticos, Gobierno y Autonomías, paralizando todo lo demás, porque la cosa está tan clara que huelgan las discusiones.
¿La Sanidad es súper importante? Como no; solamente la gilipollez humana sería capaz denegarlo; pero en la misma proporción lo es la Economía, y los peones, las empresas con sus dirigentes y trabajadores: las empresas Industriales, las de comercio, las de servicios, las agrícolas, las turísticas, restauradoras, hoteleras, etc., que son quienes crean la riqueza necesaria para financiar todo el movimiento vital de la nación, en el que está incluida la Sanidad, y algo que también es de suma importancia, el paro, al que debería encontrarse una mejor solución que la muy escasa que se le da por este sistema político, para quien, despojándoles de su humanidad, solamente "son números".
Oímos o leemos todos los días en los medios de comunicación a personas importantes -verdaderamente importantes y de gran mérito; que quede claro- del mundo de la Sanidad, epidemiólogos, virólogos, bacteriólogos, doctores cualificados y demás personas que se dedican al estudio de virus, bacilos, bacterias y, de ahí hacia abajo, hasta el personal de Limpieza, que lo más necesario; lo que se dice imprescindible que debería hacer el Gobierno para vencer al jodido virus, el covid-19 (lo de jodido lo pongo yo), es decretar el confinamiento total de la nación, no sólo dentro de nuestras amplías fronteras, que también dentro las autonómicas, las de ciudades, pueblos, y hasta las del más humilde villorrio.
La opinión de todas esas importantes personas deben ser oídas con respeto, porque están avaladas por sus profundos conocimientos científicos; pero, para tomar la decisión gubernamental que se solicita, es necesario recordar el muy socorrido dicho popular que se suele escuchar con profusión el día 23 de diciembre de cada año, después de haber consultado la lista con los números premiados de la Lotería Nacional: "lo importante es tener salud". "Si, pero sin dinero, mecachis sea en la... se termina por perder la salud". Por popular que sea no deja de ser cierto.
Sin animo de darles una "puñalá trapera con el mango un soplillo"; poniendo por delante que el dinero que gana se lo tienen merecido; por lo que no tienen sobresaltos en si les llegará o no ese dinero, porque lo tienen perfectamente asegurado, me gustaría decirles a tan sabios científicos que en este país, agravado por la aparición de esta pandemia, son muchos millones los españoles y españolas que para poder sobrevivir tienen necesidad de trabajar, con parcos sueldos, muy escasas comodidades y muchos riesgos, todos los días y aún así, no consiguen alcanzar lo necesario. Y, mírenme ustedes, si se nos vuelve a encerrar como a Edmond Dantès, en casa bajo siete candados. Ríanse si tienen ustedes el valor necesario -que yo no lo creo-, de los más de 100.000 fallecidos desde enero del 2020; continúenlo haciendo ante la cifra de suicidios; no se priven de seguir riendo mientras van contando los cierres de negocios que habrá en todo el territorio nacional; y por qué parar de reír ante el reflejo de las acojonadoras cifras del paro? Y, por último; ríanse a mandíbula batiente entreteniéndose en calcular, mil millones arriba o abajo, las cifras de las enormes ganancias que los hijos de la gran puta (entre los que sin la menor duda se encontrarán no pocos democráticos políticos -alguno de sus familiares y amigos- unos en la reserva y posiblemente otros en activo) de siempre, harán comprando a "pedo puta", con el perdón de esas pobres mujeres que también ellas están sufriendo por el virus, los bienes que la inmensa mayoría se verá obligados a vender, solo para poder sobrevivir hasta el día siguiente.
Yo sí sé lo duro que es, por qué lo he vivido durante muchos años de mi vida, rogar a Dios, a la Virgen y a todos los santos de la Corte Celestial, al amanecer de cada día, por que se realice el milagro, en forma de cliente comprador, que resuelva el reviviente problema diario de atender a las más primarias de mis necesidades. Así que... ¡No animen a ese mastuerzo sin conocimiento y sin sentido! Porque lo cierto es que si queremos salir de este entuerto habrá que encontrar el punto de equilibrio que se encuentra entre la Salud y el Dinero (la Economía).
Eloy R. Mirayo.