Desde mi tierna infancia, se lo que quiso decir Dios cuando condenó a Adán y a Eva, por curiosear en los genitales uno de la otra, y la otra del uno, a tener que pagarse su derecho a comer diariamente con el sudor de sus frentes. Me figuro que no les debió resultar muy duro, si se tiene en cuenta que en aquellos tiempos todo lo necesario era gratis, solo había que cogerlo y, de alguna manera parece que con la sentencia Divina, tácitamente se legalizaba darle como diversión al "tiki taka", ya que ni siquiera había fútbol.
Para mí, como para muchísimos chavales de mi generación, no ha sido traumático entrar en el mundo laboral a esa edad que escandaliza a tantos imbéciles, que no aportan un puto euro de su peculio para combatirlo. Muchos andamos con bastante salud -al menos ese es mi caso- habiendo llegado a esa edad en la que, cuando al no vernos en nuestro habitual lugar, la gente no pregunta si seguimos bien, sino si aún seguimos vivos.
No es lo mejor que le puede pasar a una criatura trabajar cuando aún su físico no esta suficientemente preparado, con lo que es probable que aparezcan lesiones; pero más lesiona el hambre.
Son varios millones de niños los que mueren de hambre en el Mundo todos los años para, sin aportar soluciones viables, esos escandalizados caballeros que en su insensatez hacen campaña para que nadie compre productos en los que hayan trabajado niños, sin tener en cuenta que si todos les hicieran caso, que no, las lesiones ocasionadas por el hambre también alcanzarían a los adultos porque, esas horribles fabricas que se valen de esa clase de mano de obra para poder competir, se verían en el trace de cerrar, dejando en la puñetera calle al niño y al padre que trabajen en ella.
El total de la humanidad, con el total de la estupidez que, en sí, es capaz de albergar en su interior, ha permitido que una clase impía, que se denomina a si mismos políticos, hagan a su maligno antojo lo que les salga de sus "güevos" con el resto, con la incumplida promesa de organizar el "baile" para que todos alcanzara la felicidad a la que por pertenecer a esa especie se tiene derecho.
Reconociendo el tamaño de la dificultad se semejante empresa -¡hacer feliz a todo kiski!- me veo en la obligación de reconocer que algo van consiguiendo; cada día es mayor el numero de sinvergüenzas que van alcanzando la felicidad dentro del variado mundillo de la puta política, dejando ver claramente que la practica totalidad son unos buenos hijos de... ella.
Si es verdad que se están comercializando productos en los que interviene la mano de obra infantil y eso no se deba consentir, para eso están los políticos del país, que debería cuidar de que esos niños fuesen a las escuelas, en vez de que se vean obligados ir a trabajar, ocupándose de que no les falte de comer, que es el primer derecho de todo ser humano.
"Cuando yo estaba en activo como diputado, fuimos a una convención en Alemania varios diputados españoles y, cuando entramos en el salón donde se iba a desarrollar el encuentro alguien dijo, refiriéndose a nosotros, los diputados españoles: "Han llegado los parlamentarios más pobres de Europa". Y es que los parlamentarios españoles somos los que menos sueldo tenemos".
Este discurso radiofónico en la emisora que da SERvicio a todo el rojerío nacional, lo ha soltado alguien tratando de justificar que el 70% de los diputados nacionales se hayan pasado por el forro de sus calzoncillos y sus braguichuelas la obligada dedicación exclusiva al cargo.
¿Ganan poco? El jornal mínimo, que es al que se acogen la mayoría de los contratadores es de poco más de 600 euros, y en la casi totalidad, sin ninguna clase de paga extraordinaria (ni la de Navidad ni le del 18 de Julio, ahora camuflada con otro nombre).