Hoy se conmemora y se homenajea la fecha, 20 de noviembre, por ser el sexagésimo sexto aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, jefe Nacional de Falange Española, asesinado a tiros por los antecesores de esta turba; de esta gentuza que ahora dicen que nos gobiernan, y el cincuentenario de la muerte de Franco, por enfermedad, en la cama de uno de los muchos hospitales que él mandó construir en toda España (vale, es algo exagerado).
Eso lo he dicho muchas veces, y lo seguiré diciendo cundo algún “gilihollas” me venga a tocar la “ ” … y todos los años igual. Cambia el imbécil, pero no la imbecilidad. Quienes hemos vivido aquellos cuarenta años y aún estamos lúcidos, somos conscientes de los cambios tan importantes que continuamente se iban produciendo en el discurrir del tiempo.
Ni el mismo Franco en el caso de -permítaseme el empleo de tan inexistente posibilidad- que después de estos cincuenta años pasados, se pusiera a gobernar, sin tener en cuenta los cambios habidos a nivel mundial, tal cual como lo estaba haciendo -sin la enfermedad letal que sufría- en 1975. El caudillo y sus gobiernos, todos, absolutamente todos sus gobiernos, fueron compuestos por personas infinitamente más preparadas; con mejor y mayor conocimiento para ejercer tan importante cargo, que la totalidad de los ministros juntos, incluyendo la propina de los presidentes de esta democaca.
Y es que son dos formas intrínsecamente distintas de enfrentarse a la necesaria labor de gobernar un país, hablamos de España, independientemente del momento y de la circunstancia.
Quienes, con Franco a la cabeza en 1939, se dieron a la labor de gobernar a España, lo hicieron, como quedó claro durante los tres años de guerra, por amor a la Patria.
Los que, a la muerte de Franco, incluido don Juan Carlos, se dieron a la labor de gobernar a una infinitamente en mejores condiciones y muchísimo más rica, lo hicieron y así lo siguen haciendo hasta ahora mismito, para su propio beneficio, sin importarles la miseria en la que están metiendo a España con los españoles dentro.
El fiscal general de Pedro Sánchez, condenado. Se ha abierto la espita. ¡ya irán saliendo en chorro!
¡Arriba España!
Eloy R. Mirayo.

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