miércoles, 1 de agosto de 2012

LO MEJOR.

Queridos camaradas, amigas y amigos que tenéis la deferencia de leer esas cosillas que se me ocurren y no contentos con tanto, algunos tenéis el detalle que se os agradece, de venir a visitarme en mi modesta trinchera. Todos lográis que me emocione y que me sienta bien; muy bien.

Hoy, es treinta y uno de julio, y la sensación que tengo en estos momentos, es una sensación agridulce; por un lado me siento alegre porque he plegado en el trabajo y empiezo mis vacaciones al lado de mi mujer y de mis dos hijos, con la intención de cargar las pilas que, aunque son buenas, empiezan a dar muestras evidentes de agotamiento. Pero por otro lado, me voy triste sabedor de que me alejo de mi ordenador que es como alejarme de todos vosotros. Me iré allá donde tengo mi casita, no vamos a exagerar, que es un lugar donde solamente los lobos y los osos me disputan el espacio y la comida. Bueno, en realidad no son los lobos y los osos los que me disturban, sino las asquerosas y pesadas moscas y las malignas avispas de afilado aguijón, que me impiden salir a disfrutar del cachito de jardín que rodea la casa. Y para colmo de males, resulta que no tengo acceso a la red. Menos mal que me queda la familia que, como facha que soy hasta la médula, reconozco que es lo mejor de cuanto tengo; lo más importante; aquello por lo único que daría la vida si me la pidieran a cambio de la de mi mujer y mis hijos. A veces pienso que cuando Dios me concedió esta familia, debió equivocarse de destinatario porque, de verdad, no recuerdo haber hecho suficientes méritos ante Dios para tanto premio. Así que la disfruto sin discutir ¿para qué? Yo jamás discuto con Dios, él siempre lleva razón, aunque a veces no nos lo parezca.

En fin; para los que como yo tengáis la grandísima suerte de poder veranear -al menos por este año-, os pido encarecidamente que tengáis mucho cuidado en los desplazamientos por carretera y, cuantos afortunados de vosotros veraneéis en la costa, sed respetuosos y prudentes con la inmensidad marina, que es muy traicionera y, que por mucho agua que seáis capaces de tragar, siempre quedará más que de sobra para que lo paséis fatal.

Desde mañana día primero de agosto, intentaré pasar el resto del mes relajado y tranquilo, sin enterarme, si me dejan, de las trapacerías que los políticos sean capaces de cometer; ya tendré tiempo a partir del 1 de septiembre de sufrir el que las bilis se me revolucionen; entre tanto espero y deseo que todos lo paséis muy bien y aquellos que tengáis problemas, que os llegue a la mayor brevedad la solución. A todos un fuerte abrazo y para mis camaradas, un muy sentido ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!! Espero volver.