domingo, 23 de noviembre de 2025

NI HECHO POR INTELIGENCIA ARTIFICIAL.

Escucho … y lo que oigo, también veo, motivación allá abajo, en lo más profundo de mis adentros, más o menos a la altura del bazo esquina con el intestino estrecho, surge desde ese punto una energía equivocada que, en vez de salir por el ano con olor, o sin olor; con sonido o en silencio, se asomó ¡mecachis en la mar! en incomoda y poco atrayente versión facial, adornada con un enorme “cacho rabia” numantina –sin suicidio eeeh- que me empujó, y volvió a empujarme, esta vez suavemente -que soy muy mayor ¡leche! Y piando piandito -hasta estar sentado en el intento, logrado, de poner en marcha mí también anciano “HUAWEI”, para… sí; sobre este mismísimo folio, soltar por mis dedos contra la señora Cuca Gamarra, lo que no está en los escri… Pero, desconfiando del derecho que pudiera, o no tener mi rabia para exhibirse así, tan ruda como apareció, he recurrido a la repetición, gracias a Youtube.

La “cosa” fue que la señora Gamarra, doña Cuca, en el Congreso de los “di pu ta dos”-no de los muy emputados o emputecidos, que haberlos, de largo los hay- dirigiéndose al Bolaños, pero para atacar el choriceo de Sánchez, elogiando su “tino” eligiendo sucesivamente a los corruptos Abalos y a Cerdán, “habiendo decenas de miles de afiliados socialistas honrados.”

Desconfianza injustificada. El “cacho rabia,” Si; porque ¿de dónde coños se podrían sacarse decenas de miles de socialistas honrados, si ese género no existe, ¿hay socialistas? ¡Si! ¿Honrado? Nooo ¡no existe! Ni hecho por Inteligencia Artificial, joder. Los socialistas, como su brote, los comunistas, han venido a este mundo exclusivamente para vivir del esfuerzo ajeno, mientras ellos le andan sacando punta al “pizarrín,” para luego, bien descansados, quitarle todo lo adquirido con su trabajo al esforzado, rematando como certificación de su naturaleza, rebajando drásticamente el número de católicos, el de industriales importantes, y hasta de personas sencillas; niños hacia su escuela; viandantes que pasaban por allí.

Eloy R. Mirayo.



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