martes, 1 de octubre de 2024

ÉRASE UNA VEZ UNA MUJER A UNA NARIZ PEGADA...

… y es que, siguiendo el hilo drásticamente cortado de mi ultimo ¿artículo? me deje entre las piececillas letradas del teclado de mi ordenador una parte de lo que yo quería decir, que viene siendo el que esta gentuza que nos gobiernan, y quien desde la oposición igual de peligrosos nos amenazan con hacerlo, que no se sienten obligados -ellos están por encima de esas ridículas creencias-, a tenernos a los españoles el respeto que nos merecemos pues, para hacer la cosas que deberían y no hacen, a pesar de ello, les seguimos pagando con muchísimo esfuerzo, sacrificio y sin protestar cuando se lo suben -para lo que están casi todos de acuerdo-, sus suculentos sueldos. Tan suculentos que además de darles para vivir desahogadamente, a algunos hasta les da para uso y disfrute de alcohol, cocaína y prostitución casposa, como casposos ellos son.

Es muy doloroso, siendo un ciudadano que acata la disciplina de la convivencia, verse tratado tan despectivamente por quienes ¡hasta juran y solemnemente prometen, los muy cabrones/as! cuidar de nosotros como las Hermanitas de los Pobres tratan a los menesterosos que se les acercan. Eso en su sano juicio nadie lo espera, pero ¡no me jodas! Cómo es posible jurar o prometer ante el Jefe del Estado y ante un volumen de la Constitución hacerlo y para solucionar uno, si no el mas importante de nuestros problemas, el Paro, nombran a una mujer (usaría el mismo soneto de Quevedo, retocado a una nariz pagada: Erase una mujer si fuera un hombre) cuyo único merito es… su absoluta falta de inteligencia, lo que le da para asegurar que los ricos hacen viajes espaciales tratando de descubrir un nuevo planeta donde vivir cuando hayan conseguido arruinar la Tierra. Entre tanto, el espécimen feminista (érase un narcisismo infinito, frisón archinariz, caratulera, sabañón garrafal, morado y frito…), como la sucia esconde la suciedad debajo la alfombra, ella esconde el cáncer del paro en el “empleo discontinuo”. Hijoputismo invento con el que conviven contentos y felices… el PSOE, el PP, los sindicatos y la patronal e infelices los muchos cientos de miles trabajadores que no consiguen, por mucho que lo intenten, trabajar las horas exigidas al mes para poder alcanzar el total del sueldo mínimo interprofesional.

Eloy R. Mirayo.


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