jueves, 3 de octubre de 2024

¿CONFLICTO EN ORIENTE MEDIO?

Para conflicto, no medio sino entero, es en el que obligan con esta democaca y estos sinvergüenzas que la manipulan, a participar como víctima a España, y por lo tanto también a todos los españoles y extranjeros ya asimilados. 

Conflicto chulesco con el que juegan PSOE y PP, como dueños “del balón”, utilizándonos al resto -los muchos millones de personas decentes de este país- para la penosa tarea de sacar el pelotón del fondo de la red.

Son cuarenta y nueve años (1975-2024, mes arriba mes abajo) del PSOE y el PP pasándose de mano a mano el pelotón de la gobernanza de España, afeándonos nuestras tímidas protestas “cuando deberíais vivir felices y contentos disfrutando de la bienaventuranza que supone holgar en las manos del férreo bipartidismo que durante tantos años viene gobernando este país. Ahí tenéis los resultados”. 

Y nos lo dicen ocupando toda la cancha, sin dejar espacio para que pudieran jugar otros mejores, con la sibilina excusa de: “no la vayan a dañar. Quita, quita; no sería menor riesgo -para nosotros ¿verdad sociata?” “Ya te digo PPro”. “¡Joder tío, que exagerado! Será que no existen los etarras con piel de cordero (o más bien de cabrón/a) en los escaños del Congreso; también vemos a los partidos golfos de separatistas vascos, catalanes, gallegos, canarios …” ¡Coño! y hasta en mi barrio, San Blas hay de esa clase de cabrones tocándonos los acompañantes de aquella con la que meamos.


Ya sabemos que hay y que hubo y hasta habrá más partidos, pero ¿a que os suena su rápida decadencia, algunos hasta su desaparición? El sonido suena (valga la redundancia, pero es que me hace mucha gracia) “muy silenciosamente”, percibiéndose al tiempo en la nebulosa del horizonte próximo la visualización difuminada y fantasmal de la turbia coalición formada por el PSOE y el PP (miles de casos entre los dos pendientes en los juzgados por toda España, hasta eso les une), con el fin de tener ambos totalmente protegidos sus traseros.

Bueno; en fin, todos sabemos que hay algunos locuelos que les prefieren libres y aseaditos, como los propios, disfrutando de su albedrío.

De “este conflicto”, seguiremos hablando.

Eloy R. Mirayo.



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