¿CÓMO FUE POSIBLE?

¿Cómo fue posible que hace cuarenta -cuarenta años ya te digo que no- o cincuenta años en España, con Franco, un trabajador con cuatro hijos, sin estudios y con un solo ingreso en casa pudiera dar estudios a sus hijos, comprarse una casa y tirar para adelante –eso era la normalidad con Franco- y ahora, una pareja sin hijos, licenciada y con dos salarios, equis, no pueda ni a aspirar a un cuchitril?

Esta subversiva, fangosa y larguísima pregunta la hizo hace unas pocas fechas un tertuliano, uno de esos pocos capaces de gestionar su sentido común, en una de las cadenas de teleprostituvisión, me imagino, sin esperar que nadie le viniera a dar respuesta alguna. Por esa razón es que él mismo apuntó cosas, cosillas, piedrecillas de un largo y ancho camino que, de hacerse con seriedad, sería posible que “esto”, lo que se está viviendo, llegara a acercarse unas milésimas a aquello. ¿Sin Franco…?

Los milagros, como cosa divina, son irrepetibles y se disfrutan en Gracia de Dios sin necesidad de que llegue alguien, un seudo erudito, a dar explicaciones “científicas” de cómo y por qué surgen -entre nosotros, camaradas y amigos, no tienen ni puta idea-, y de qué forma y manera usarlos, como si fueran moqueros. Llevamos los españoles, creyentes y ateos, algunos años esperando que el Señor, en su infinita bondad, nos regale uno, bien grande debería ser, que se lleve en un plis plas esta partida de truhanes.

Traer a estas alturas la foto de España en la época del gobierno de Franco, como modelo guía para restaurar, es como si un cirujano plástico… ¿Dónde poner los emplastes?

Las circunstancias -algún día hablaremos largo y tendido de aquellas circunstancias- son distintas, y muy diferente el espíritu luchador de aquellos españoles, azules y rojos, la guerra acabada y había que salir hacia delante, a veces hombro con hombro empujando en la misma dirección tratando de alcanzar las mismas metas y ¡claro que se alcanzaron! ¿Eso es lo que vemos a diario en esta España? Hoy todos quieren que les toque la bonoloto y ni se molestan en comprar el boleto. Y es que se les tiene engañados con los mini subsidios.

Eloy R. Mirayo