miércoles, 5 de mayo de 2021

EL RESENTIMIENTO DE UN APRENDIZ DE TAHUR.

Mi pronóstico de alcanzar 20 diputados por VOX para mejorar la Asamblea de Madrid, el resultado real vencido el raro recuento -Más Madrid empezó con 24 escoños y con los mismos 24 escoños terminó- no lo considero como un castigo a mi exageración, sino que, como viene sucediendo desde las primeras elecciones en España, tras la muerte del Generalísimo Francisco Franco, muchas personas, que se las daban de ser simpatizantes; de algunas otras que alardeaban de tener un viejo carné con el Yugo y las Flechas en el bolsillo y hasta con cargo político, traicionaron a Falange Española, y a sí mismos, votando sin que se les cayera la podrida mano, por Alianza Popular. Y más de uno -¡qué hace falta cojones!- lo hicieron votando por el PSOE,  considerando al socialismo como "aliado natural"; eso mi camarada Rafael Estremera y yo, por entonces falangistas de pago, lo escuchamos en un acto en la antigua Sede Nacional de Falange Española en la calle Hileras, de Madrid. 

Y volvió a ocurrir con militantes y simpatizantes de Fuerza Nueva en sus participaciones electorales; esos, como aquellos, también traicionaron a ese Movimiento Político y a sí mismos: "Blas, -hablando directamente con don Blas Piñar- yo contribuyo económicamente con tu movimiento, tu sabes que los rojos mataron a mi padre en Paracuellos, y también sabes que soy y seré franquista hasta la muerte, pero mi voto se lo doy al PP, porque votar a FN, es malgastar el voto".

La clave es que lo que busca esa clase de ser humano, por encima de cualquier otro razonamiento, es sentirse protegido en el calorcito del rebaño más grande porque, de esa manera, se siente ganador cuando ese rebaño triunfa y hasta es capaz de gritar: ¡hemos ganado la Champion League! Sintiéndose participe del triunfo, tanto como el delantero que ha marcado tres goles y dado dos asistencias, siendo un simple aficionado cuyo seguimiento y cariño al club campeón no va más allá de leer los lunes en el Marca la crónica del partido. Pero solo compran el periódico si es que el domingo se ha ganado el partido. 

Seguro que esta misma noche, una vez acabado el recuento de votos, alguien de esa especie -no serán pocos, os lo puedo asegurar- quitándole importancia al trabajado y sufrido avance de VOX, un escaño más, estará justificándose ante sí mismos por  haber dando su voto al PP, esquivando su traición: "si estaba cantado que iba a ganar la Ayuso". ¡Y el cabrón o cabrona, en esto no hay diferencias de sexo, se sentirá ganador!

Pues mira tú por dónde yo -porque como he dejado escrito aquí en mi articulillo del día 28 de abril he votado a VOX-, sí me siento ganador, y muy orgulloso de la valentía y arrojo de la bellísima e inteligente Rocío Monasterio y de todo su equipo (entre ellos mi muy apreciado en la distancia camarada Jorge Cutillas) y de todas las personas que de una u otra forma, jugándose el físico, intervinieron en la arriesgada campaña electoral. Y lo más importante, dormí anoche a pierna suelta, con la conciencia absolutamente limpia.

Hay alocuciones que dichas en público por políticos en "el machito" que al ser leídas, se parecen más a auténticas cabronadas, que a oraciones gramaticales: "La impronta la marca la ultraderecha, con la que el PP mantiene una relación de amor impúdica" (José Luis Ábalos). 

(Dame la manita Pepe Luis... Mejor que no) Pepe Luis parece olvidarse de la "relación amorosa" que su presidente, para llegar y mantenerse en el Poder -y para que él sea ministro de Transportes-  está usando el asquerosamente sudado sostén y bragas "con nicotina", de -siendo todos ellos  como son- lo peorcito de cada casa: separatistas, representantes -no voy a decir del terrorismo de ETA- radicales del separatismo vasco y de los comunistas de Podemos. 

(La cara amable de la derrota)

La aparición ayer noche de Ábalos en la pantalla de Televisión Española, después de confirmado el tremendo batacazo sufrido por el "desertor de Sagrado Altar", y de igual tamaño el mismísimo PSOE, fue un amplísimo  muestrario de soberbia mal contenida, de la mala baba y del resentimiento de mal perder de un aprendiz adelantado de tahúr, acostumbrado a ganar con toda clase de trampas.

¡Qué jodío, Pepe Luis! Va y canta las cuarenta con el caballo y la sota...

Eloy R. Mirayo.



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