Dios, nuestro Señor, no me ha señalado con dotes premonitorias ni adivinadoras, motivo que con largueza justifica mi supina ignorancia por lo que esta Moción de Censura, que VOX ha presentado hoy en el Congreso de los Diputados, contra la persona de Pedro Sánchez, Presidente del actual Gobierno, pueda representar para el futuro de ese partido político.
No puedo calcular si tendrá el premio de cobrar réditos o, por el contrario, lo que pudiera ser es que se vea obligado a recolectar cuantiosos intereses que muy caros le tocará pagar en las próximas confrontaciones electorales.
Mis capacidades intelectuales no dan para asegurar que la decisión tomada por VOX, sea o no juiciosa en el momento tan delicado en el estamos insertos. Sinceramente creo que ni siquiera el resultado político, perdedor o triunfante podrían decirlo.
Tampoco sé si la repercusión de este -dadas las actuales circunstancias políticas: absoluta soledad- valeroso acto político que parece ser que les ha provocado escozores anales -a no ser que sean ladillas- al resto de partidos políticos, encabezados por el Simple PP, los dóciles de Cs, y ¡cómo no! el PSOE y el "palanganero" Podemos, recoge la Constitución Española, sea lo que motive la recuperación del sentimiento patriótico de los españoles, tan divididos en los intereses de tribu que incentiva las autonomías; la recuperación de la Moral arrebatada; el reencuentro con el propio valor y trascendencia dentro de la sociedad, algo que han dejado tan difuso quienes gobiernan y lo que gobernaron en las ultimas cuatro décadas; y sirva también ¡qué coño! para no esperar, porque le ha sido arrancada otra posibilidad de hacerlo por sí mismo, la falsa caridad; el pútrido Maná gubernamental para poder comer y seguir mal viviendo, solo por el único motivo que les interesa a los políticos, de manera especial los de la pérfida izquierda: su voto.
Mi instinto, que es muy superior a mi ciencia, me lleva a creer que la intervención de Santiago Abascal, a quienes sin prejuicios le haya escuchado decir desde el Estrado del Congreso de los Diputados, es muy posiblemente que les lleve a entender que es posible que haya otra manera mejor de hacer las cosas que nos atañe a todos los españoles.
Que existe otra manera mejor de utilizar los dineros que los españoles "ingresamos" en el cajón de Hacienda.
Que para gobernar un país de 47 millones de habitantes no es necesario la tremenda legión de políticos, según datos, 76.000 políticos, que cuestan 720 millones al año. Cuando países europeos, como Alemania, necesitan la mitad de políticos y son el doble de habitantes.
Que para ser solidarios con los pueblos pobres de la Tierra, no es necesario traer aquí a todos sus habitantes, que crean muchas dificultades, sin que se les pueda ofrecer ningún tipo de soluciones.
Que los únicos que ha conseguido progresar en España en todo el recorrido de este histórico tramo, han sido los políticos, algunos han pasado de cero a cientos de miles de euros en unos pocos meses sentados en el escaño, mientras que España y la mayoría de los españoles hemos visto cómo ha ido perdiendo vigor nuestra economía, al mismo ritmo que a España, sus políticos, la iban endeudando.
Que existe otra mejor manera de gobernar, lejos de la utilización de la mentira; el chalaneo y hasta, si viene al caso, la traición.
No sé si Santiago Abascal es la persona ideal para gobernarnos a los españoles pero, de lo que sí estoy absolutamente seguro es de que el señor Sánchez está demostrando que no.
Su único triunfo, el que solamente a él beneficia, y a quienes le llevaron a hombros hasta la Moncloa.
Eloy R. Mirayo.
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