lunes, 26 de octubre de 2020

EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES SE SABRÁ.

 La Moción de Censura presentada por VOX contra Sánchez (de la que no ofrezco opinión porque me parece que yo no estoy suficientemente preparado; eso se lo dejo a quien esté menos preparado), que además de los esperados malos modos de la parroquia del rojerío nacional, de los filo etarras, de la tropilla de separatistas de todo pelaje y de las sucias sanguijuelas que siempre se pegan al animal de donde puedan sacar algo chupado (sabe el dios Eros, hasta en donde son capaces de chupar por alguna limosna política) quizás por mala conciencia, quien nos ha mostrado el retrato en papel cuché y a todo color fue Pablo Casado. El que fuera "Pablito" por los pasillos de "Génova"; el peón más pizpireto, notorio y molón de cuantos han salido de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, partido del que para su desgracia, además de personas extraordinarias, las que levantaron a España después de la apisonadora Gonzalex-Guerrax, han salido y siguen saliendo una buena caterva de chorizantes que hacían sus andanzas durante la tan judicializada era Rajoy. 

Lo que nos ofreció a los teleespectadores Casado durante su participación desde el estrado del Congreso -tan jaleada a favor por la chusma, hasta su tocayo Iglesias aplaudió alborozado como lo hacen las focas del zoológico, ya le debería haber sonado raro- no fue lo que las personas sensatas esperábamos de la participación del Jefe de la oposición al peor Presidente del Gobierno que jamás haya habido en este país, cada día más alejado de parecerse a España, sino que, desentendiéndose de lo que pudieran esperar sus propios votantes: el lanzamiento al rostro pétreo del Trolero Mayor del Reino, todas sus inacciones, sus mentiras y falsedades y cacicadas, que tanto mal están haciendo. Y lo que el señor Casado ofreció fue la figura maligna del soberbio que odia a quien le debe agradecimiento; a pesar  de saber que lo que tiene, lo disfruta, no por lo que él es capaz de hacer -que está por ver-, que de nada le habría servido, sino por la desinteresada benevolencia de la persona que, poniendo por delante el bien común, cede de sus propios intereses, sin solicitar beneficios, a favor de que dirija "la empresa" quien pudiera estar, de cara al público, en mejor posición estratégica. 

Pablo Casado le agradece a Santiago Abascal el hecho de que su partido, el PP, gobierne, después de sucesivos gobiernos socialistas en Andalucía; de que en Madrid y en Murcia también gobierne el PP, echándole en cara que durante unos años el PP le ha pagado un salario. ¿Acaso él no lo cobraba? Para mí que no tiene la cara ni el talante de ser el típico voluntario.

El discurso para la vacada popular fue tan extraordinariamente escrito y dicho que, como si les hubieran colocado un resorte en el reposa culos de sus escaños, una vez concluido, alguien lo hubiera liberado y, como una sola persona, les pusiera en pie y palmoteando mana contra mano.

Me dice un amigo que escuchó a un diputado popular que le decía a un colega, "¡vaya con Manolo!". "¿Quién es Manolo?" Preguntó el otro sin entender a su colega, "El que le ha escrito el discurso ¿Tú te creías...?". "Hombre es el presidente..." Insistía  el colega. "Si es que para eso vale cualquiera, simplemente con que tenga buena apariencia y se aprenda el guión". 

En las próximas elecciones generales, autonómicas y municipales se sabrá con plena seguridad la cantidad de personas bien nacidas que hay en España. 

Será entonces cuando se recojan los resultados de la Moción de Censura presentada por VOX en el Congreso de los Diputados, al tiempo que se hace el censo de quienes hemos sido el fruto de los humanos sentimientos que nos separan de los animales -amor, respeto y responsabilidad- y de quienes simplemente son las "consecuencias" de un acto instintivo sin más aspiraciones que las de echar un polvo, tal como hacen los animales.

Eloy R. Mirayo.


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