lunes, 8 de junio de 2020

¿SE APRENDERÁ ALGÚN DÍA?

Desde luego este no es el momento de que se deje de vigilar al gobierno, ni lo es de dejar de criticar las infinitas cosas que hace mal, ni de dejar de denunciar lo que podrían resultar hechos que la Justicia pudiera considerar punibles; pero tan importante como eso es encontrar los paliativos para salvar la economía. Estudiar la manera de que nuestra industria resista la tremenda agresión que el Covid-19 y el gobierno, con su nefasta actuación, le están propinando. Reconocer el mejor sendero por donde todos podremos salir del profundo socavón en el nos vemos metido.

Aunque nos divierte a la personas indefensas, no son las escaramuzas que nuestros políticos participan en los escaños de las Cortes sino que, precisamente nuestros políticos; los que en ellos hemos puesto las esperanzas, nos digan que tienen las ideas necesarias para poner en la marcha adecuada a España, y a las personas idóneas para llevarlas a cabo.

Los españoles indefensos, parados, jubilados y todos cuantos se les tiene vivos con la ayuda del Gobierno para que conserven las suficientes fuerzas físicas que les permita cargar con la papeleta y llegar ante la urna e introducir su voto; y los que ya sin derecho a evolucionar, esperan en silencio en la antesala de la pobreza condenados a traspasar esa horrible puerta. Ellos y sus hijos, y sus nietos y, si Dios no lo impide, así seguirá hasta que desaparezca su estirpe, sea o no noble, lo que necesitan es ver que en alguno de los que salen por la tele, su enérgica presencia trascienda por encima de la palabrería, y cree la versión de ser quienes, al
menos, se postulan como un moderno Robin de los Bosques, a terminar con los malditos malvados: el rojerío nacional, y las tantas zurrapas a las que alimentan como la mierda a las moscas.

Resulta algo infantil ¿a qué sí? Pero es que este rigodón sosote en el que se mueve la oposición a este gomierdo, a los españoles indefensos... no nos provoca sensaciones positivas. Si uno se ofrece voluntario para quitarle el hambre a alguien, no le da una foto a todo color de un gran plato con varios trozos de rabo de toro con patatas. Ponga al menos en la mano del hambriento una hogaza de buen pan castellano rellena con una tortilla de patatas de igual contorno.

No nos parece suficiente que los políticos de VOX y también los del PP, se enfrenten educadamente con argumentos irrevocables de las fechorías bárbaras que continuamente están cometiendo, y las mentiras a chorro con que las administraciones de izquierdas intentan difuminarlas. No nos parece suficiente porque sabemos, por dolorosa experiencia, que ir a esos vociferantes deshechos humanos con moderación anglosajona, esa moderación y la verdad que represente, se lo van a pasar por la zona zurrasposa de su entrepierna (¡que hay que joderse!). No nos dejemos engañar, eso es como aquel que a sus cerdos les bañaba con gel en agua de rosas y una vez secos les rociaba con Chanel 5. 

Demostrando mil veces está que  mienten como lo que son: bellacos, queriendo hacernos creer, sin importarles si nos engañan o no, diciendo que nos gobiernan en la línea adecuada y que además, están acabando con la pobreza. 

Eso que nos presenta VOX, lo digo como votante suyo, ya nos parece muy poco. No nos abriga la demostración que hacen nuestras políticas y políticos de que el señor Sánchez y su hatajo de políticos mienten, porque ya tenemos conocimiento pleno de que mienten con el mayor de los descaros porque así les parió la Madre Naturaleza, y les tiene concedido ese don como a las repugnantes hienas les concedió la posibilidad de nutrirse con la carroña.

El poder de convocatoria del comunismo, el más cruel asesino que ha dado la humanidad, lo muestra aprovechando con un olfato felino la mínima circunstancia que se de. 

Hace unos pocos días, 28 de mayo, en EEUU un policía asesinó vilmente a un ciudadano afroamericano sin motivo que pudiera, ni remotamente, justificarlo. Fue en los EEUU. Pues bien; el comunismo; todo la grandísima masa que forma ese asqueroso cuerpo, se ha puesto al unísono en marcha, ofreciendo como respuesta, su intrínseca bestialidad: inocentes víctimas mortales, heridos, destrozos, robos, saqueos...  Nadie protesta por lo que pasa en Venezuela ¿Qué pasa en Venezuela? dirá el Vizconde de Galapagar.

¿Se aprenderá algún día?

Eloy R. Mirayo.


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