martes, 21 de enero de 2020

DIGNIDAD Y VERGÜENZA TORERA.

La Dignidad y vergüenza torera son valores que no se adquieren comprándolos ni se adquieren a cambio. O se poseen de nacimiento, sin necesidad de haber venido al Mundo sobre sábanas de hilo, o no se tendrán jamás, por mucha impostura con la que se intente engañar.

Eso es algo que toda España, Europa; América y el resto del mundanal Mundo tiene claro, habiendo tenido la oportunidad de observar, sin necesidad de ardua investigación, cómo esta izquierda radical se ha movido y con quienes ha pactado para llegar a alcanzar el gobierno de esta nación.

No hay cosa más peligrosa, decía mi abuela Leonor, que un imbécil poseído de sí mismo, se ponga mano al timón a gobernar el barco en medio de una gran tormenta. No se lo que diría mi abuela Leonor, porque hace tiempo que falleció, al enterarse de que este barco en el viajamos cuarenta y siete millones de españoles, a la deriva por turbulentas aguas, no uno, sino dos, son los imbéciles que sin tener puta idea de navegar fuera de hacerlo en las barcas del estanque del Retiro, ansiosamente se han uncido al timón. De momento, aún sin ningún sentido ¿que cabría pensar? moviéndolo hacia el mismo lado.

Me cuentan (yo soy un absoluto inútil para decir o hacer algo propio) que durante la nevada de estos días un guardia civil en el alto del León, paró a un coche, -cojonudo como corresponde-, por no llevar cadenas en las ruedas:

Perdone usted, caballero, pero no le puedo permitir continuar hacia Segovia si no tiene puestas las necesarias cadenas.

¿Qué me dice usted de cadenas? Pobre funcionario ¡Yo soy Pedro Sánchez!  Y, como puede ver -dio una vuelta completa con su cuerpo para que se le pudiera observar en su totalidad-, yo voy y vengo; cadencioso, elástico, deportivo y grácil siempre me muevo por todas partes arrastrando las cadenas que adornan mi arrolladora personalidad sin precedentes.

Una gran personalidad, siempre que he tenido la oportunidad de observarle, me ha trasmitido la imagen del bufón del cuadro de Velázquez que, quien quiera hacer la comprobación, se encuentra colgado en la Pinacoteca más importante del planeta: el Museo del Prado de Madrid.

Yo no sé si se ha hecho gilipollas para entrar en este gobierno, o eran gilipollas y por eso han entrado al gobierno (también cabe la posibilidad de que yo esté equivocado).

No podía ser de otra manera; para soltar tal soplapollez, tenía que venir del partido soviet: Podemos. Hay que joderse lo sencillo que debe ser, siendo comunista, alcanzar empleos de lustre que para el común de las personas resultan tan dificultosas.

¿Cómo es posible que cualquier criaturita de las que han sido transportadas desde cualquier parte se atrevan a amenazar con el artículo 155 de la Constitución al gobierno de Murcia por una buena iniciativa educativa, mientras se permite que el gobierno de la Generalidad de Cataluña no haga el menor caso de las sentencias del Tribunal Supremo? Es incomprensible que a gente tan incompetente como la señora Victoria Rosell, se le haya elevado tan alto como para sentirse con la autoridad suficiente como para amenazar con semejante artículo.

Mire usted, señora; hay dos formas de demostrar ser analfabeto, no haber aprendido a leer o no saber lo que se ha leído. Esto segundo debe ser lo que le ocurre a usted, señora Rosell. Lea usted un poco y busque a quien le explique adecuadamente lo leído ¡coño!. 

Eloy R. Mirayo.



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