lunes, 16 de septiembre de 2019

NO ES QUE NO SE LES PUEDA COMPRAR...

Los políticos españoles -dejémoslo ahí; no utilicemos insulto menos grave-, solamente tienen actitud y dedican tiempo para cuidar de lo suyo -hay que mirarse el bolsillo porque, desgraciadamente "aquello", suele ser lo que sale, el resultado de nuestro diario sacrificio que, para mayor escarnio, raramente coincide con lo honesto y decente- y que no se alcanza tan deseada meta, sin previa  apropiación del Poder Absoluto. 

Así, alcanzada la "cúspide", malvadamente emular al pérfido vaquero que con las vacas que tenía atadas al pesebre de su cuadra, ordeñarlas por encima de lo natural aconsejable, hasta dejarlas secas, como 

ciruelas pasas (las vacas gozan de grandes ubres de largos pezones. ¿A dónde nos agarraran esto a los españoles para ordeñarnos?)

Como sea; por la estupidez humana representada por la papeleta y la urna, o como últimamente ha sido alcanzado, cotizando para conseguir los necesarios recortes maternales de paritario.

Por su triste currículum cerebral, lo general; aquello para lo que se nos dice que se presentan a elecciones (¡hay que joderse! Y son elegidos); lo que se entiende, que por obligación deberían hacer; aquello que afecta para bien a toda la sociedad, lo tienen en estandby indefinido, porque los premiados en los últimos "sorteos" -aún con cartón chungo- 

se hallan en funciones -ni siquiera cómicas (según el acervo cultural popular parece ser que reír, quita el hambre)-, sino ridículas, como ridícula suele ser la estética de la mayoría, dedicados, como única preocupación, a mantener latente desde hace más de cuatro décadas la perpetua, incombustible e insufrible campaña electoral ("toque usted otra, tío Rilo" se desgañitaba un mozo de aquel pueblo en fiestas "¡ahí va la misma!" Contestó el músico, soplando, fuss, fuss, fisss por la boquilla del viejo y abollado saxofón barítono, combatiente en infinidad de batallas como la que estaba librando (sofocón para los habitantes del terruño).

Hay quien piensa, creo que no les falta razón, que a semejante tropilla, lo que quede de este país a su paso; ellos saciados y en la lejanía, les importará tanto, como lo que en el mercado vale el fétido pedo de un marrano de semejante perfil.

El panorama político español es como una de esas películas liosas de chinos (perdón; no soy racista) que no hay cristiano; ni budista; ni mahometano que las entienda... Solamente las personas interesadas dicen, pero no dan razones, que son perfectamente comprensibles.

"¡Hay que formar un gobierno fuerte en torno a Pedro Sánchez (¿gobierno fuerte? ja, ja, ja) porque no se puede seguir así!". 

Así aparecen las personas interesadas. Los socialistas y comunistas son quienes no llegan a acuerdos por la sencilla razón de que el coste de la compra a los comunistas, se ha puesto un tanto cara. No es que no se les pueda comprar, sino que piden demasiado. Los rojos no se ponen de acuerdo. Pero para las empresas mediáticas, para sus propietarios y para muchos de sus periodistas, de lo escrito y de lo audiovisual, la culpa es de todos los partidos. Por ellos, la gente que ve retenida, y quizás en grave peligro sus ¿ofrecidas canonjías?, por colaborar en la maldita llegada al Poder, del tristemente famoso 

"Frente Popular", esta vez reforzado con las auténticas fuerzas de la extrema derecha vasca y catalana, los secesionistas de todo pelaje. Hay quien cree que también del filo terrorismo. 

Eloy R. Mirayo.




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