Yo le daba vueltas y más vueltas al apodo, Progresismo, con que últimamente y casi por todos, incluidos los medios informativos, incluso en los rollos de papel higiénico, se reconoce a los distintos tonos de los rojos de este país, no sé si es también en el resto del mundo.
No daba con la punta del hilo del ovillo rojo. Reconozco que resolver problemas o descifrar lo escrito que leo, no es precisamente la única virtud que adorna mi persona; jugando al gua o canicas, soy un aguilucho.
Pero en el tema del progresismo del rojerío, ya me estaba llevando la salud por delante y los buitres volaban sobre el tejado de mi domicilio y uno, el más impaciente, se hizo la cama en el alféizar de la ventana de mi dormitorio pero, héteme aquí, se me encendió la luz, y ahora hasta he engordado y la cara parece como si me la hubieran iluminada con neón, para que triunfe mi amplia sonrisa.
¡Lo he resuelto! Yo solo, sin necesidad de, cómo hacen los políticos con cargos oficiales de esta Democaca, echar mano de asesores más listos que ellos.
Los rojos de este país, aunque usen otras siglas para pasar desapercibidos, "progresan adecuadamente", en la desvergüenza, la deshonorabilidad y en el desentendimiento de los problemas, porque chocan con sus propios intereses, de quienes, con su colaboración, se han convertido, y se siguen convirtiendo en personas sin posibilidad alguna: 14´7%, de paro y el 35% de hogares con todos sus miembros en el paro. Nadie desde el partido socialista, de los comunistas de Podemos e IU, sus escurriduras y los sindicatos UGT y CCOO, está interesado en el muy escondido número de personas "invisibles" a todos los efectos, que deberían avergonzar, si tuvieran esa molesta posibilidad, a todos los políticos y sindicalista de esta Democaca.
Estas son las grandísimas diferencias que han traído a España esta Democaca. En ese grupo de socialistas, y faltan Felipe González y Alfonso Guerra, entre otros, hay quienes con el coste únicamente de su traje, podría darle una comida a todas esas personas que vemos en la foto de abajo. Se me dirá, con razón, que podría sacarse con el mismo fin la fotografía de los demás partidos políticos. ¡Pero es que esos son socialistas! Pero de clase altita.¿vale?.
La muerte del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba me pilló fuera de Madrid y lejos de mi ordenador, por lo que no he tenido ocasión puntual para dejar en esta página mi postura sobre el asunto.
Y lo cierto es que leyendo el articulo publicado en su blog por mi camarada Rafael Estremera -pocas veces se dice tanto, con tan pocas palabras-, lo que yo pudiera decir, no daría para tanto.
Lo que sí es cierto es que oyendo hablar a SM Felipe VI; los vates de la política nacional; los tertulianos radiotelevisivos, y los comentaristas en el asqueroso papel de los periódicos es que, el Cielo ¡por fin! ha cubierto totalmente su elenco necesario de santas y santos con la indiscutible llegada ante Dios (mucho habrá influido el progre Papa Paco, como le rezan sus fans ateos) de san Alfredo Pérez Rubalcaba, "la liebre de Cantabria".
Lo mismo le hacen patrón de los Magos del Escapismo; por su labor en la calle Ferraz, que del fondo de la chistera se sacó un "Zapatero", como Presidente del Gobierno de España.
Ya están los viejos sociatas, como Felipe, llenos de Fe, pidiéndole que haga el milagro de que Pedro Sánchez acoja entre sus robustos senos a todos los "purgados rubalcabistas", como la salerosa Ana Valenciano y el rústico Pepiño, el de la gasolinera de Curtís (la Coruña) y la trágica Alta Velocidad en Santiago de Compostela, etc. Yo, por si acaso, insistiría con Santa Gemma que ella no suele fallar.
Eloy R. Mirayo.
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