jueves, 25 de abril de 2019

LA REPANOCHA.

Yo me hago cruces cuando oigo a los políticos de este país ponerse las medallas (como solía hacer el gracioso humorista "Andreu"), 

que ellos mismos se otorgan, como reconocimiento a los grandísimos logros que han sido capaces de alcanzar. El que más chocante me resulta: lo del nivel de vida que dicen haber alcanzado para uso y disfrute de todos y todas; habitantes y habitantas.

(Foto en el albergue de Santa María de La Paz, de los Hermanos de San Juan de Dios, en el madrileño barrio de Sanchinarro, que a los sin techo les parece un lujo).

Y yo, entre cruz y cruz les preguntaría, si les tuviera al alcance de mi mano que ¿cómo es posible que tengan el rostro, sin que se les caiga por vergüenza, de decir, con el desahogo del "cabrón consentidor", que con este sistema político -la chunga Democracia- en España, al fin, se ha llegado a conquistar el "tan perseguido estado del bienestar", cuando el paro supera el 14% por ciento -enmascarada la realidad- y, como lógica consecuencia, malviven varios millones de españoles, de la insuficiente caridad de sus democráticos gobiernos que, como si se les quisiera, a bajo coste, mantener vivos con la malsana intención de que vayan aguantando

a trancas y barrancas, con la suficiente fuerza física para que puedan llegar ante las urnas y así, de tan hijoputesca forma de proceder, poder recaudar sus "agradecidos" votos, cundo sea el tiempo de cualquiera de las numerosas votaciones con que, "a más, a más", de abrírseles las puertas al "forzamiento económico", se divierten como marranos en los charcos la mayoría -rozando el total aforo- de los políticos que supura como repulsiva pus, el jodido sistema.

No creo que sea como para presumir como una mierda en un solar, por haber despenalizado el aborto; o por el simple hecho de hacer el mal uso de lo que ha llegado a significar la palabra Matrimonio, utilizándola para igualar la unión de dos personas del mismo sexo.

A las puertas de las elecciones del próximo 28 de abril, sería bueno que nadie se dejara "timar", cundo escuche -porque se va a escuchar- la cancioncilla de que no se vote a VOX; 

que se vote al partido más "cercano ideológicamente", con mayor posibilidad de salir, porque, de esa manera se ayudará a echar al mentiroso de la Moncloa. No hay que hacer caso a esa fábula porque, además de ser una gilipollez, es una traición a España, es traicionarse a sí mismo; es traicionar los propios ideales.

No hay entre los cuatro partidos ninguno que pudiera parecerse en sus proyectos para con España y los españoles que pudieran parecerse a lo que propone VOX, ni siquiera como un primo de lejanísimo parentesco. Los partidos, tanto  el azul, el naranja o los rojos, no sienten, porque nacieron incapacitados para el altísimo sentimiento patriótico, el sagrado pálpito de España.

Hoy, en el diario El País, se nos quiere confundir de la manera más impúdica, acusando a Santiago Abascal de poner a España -como si eso fuera un desacato- por encima de los españoles, por haber llegado en su sana españolidad, al hipotético punto de que ni siquiera aceptaría que los españoles, en votación descabellada, pudieran llegar a la hijoputesca decisión de destruir a España, haciéndola desaparecer.

El "plumilla" de El País, sin entender hasta qué punto el líder de VOX respeta a España y a los españoles (¡a todos los que se lo merezcan, me imagino!) los que vivimos en estos momento; los que murieron a lo largo de la historia, muchos defendiendo su unidad y grandeza; y a los españoles que, sorteando el egoísmo delictivo del aborto, logren nacer, lucharía con todas sus fuerzas, y seríamos muchos, por impedir la desaparición de España.

José Antonio Primo de Rivera a Unamuno: "Ser español es una de las pocas cosas serias que se puede ser en el mundo". 

Seguramente Miguel González, al que le deben importar poco las cosas serias, prefiere ser simplemente europeo -eso está al alcance de cualquiera, incluyendo toda clase de gilipollas- y ciudadano del Mundo -que también. 

Lo que nos ocurre a los españoles es que, además de europeos y ciudadanos del mundo, somos españoles que viene a ser, como... La repanocha; tío.

Eloy R. Mirayo.


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