Solo la desquiciada compra de dodotis y compresas en Madrid y en el resto de España, ha sido capaz de empequeñecer el movimiento económico de las innumerables casas de apuestas; como todos sabemos: la industria más floreciente de este país.
Farmacias; droguerías; perfumerías; centros comerciales y tiendas de los chinos, se han visto obligados a soportar la afluencia masiva del "personal" que, al grito de:
-Señor Paco, todos los dodotis que tenga, por favor.
-¿Qué le ocurre que viene tan acelerado señor Pedro?.
-¿Qué que me pasa?
-Si ¿qué le ocurre a usted, señor Pedro?.
-Otro que no se ha enterao. ¡Que viene VOX! -grita el señor Pedro (como lo vienen haciendo el señor Pablo, el señor Alberto y el otro Pablo el serrano neo hacendado) mientras tiene al señor Paco agarradito de la pechera de su bata de trabajo.
Han terminado con las existencias de todos los establecimientos del ramo, y hasta con los stok de las fábricas.
Agarrándose la barriga y a velocidades de vértigo, uno se va cruzando con gentes de todo pelaje por las cercanías de las sedes de los partidos políticos más afamados, después de los debates en la televisión que pagamos todos y la que es amigueta de trolero.
En los balcones de Ferráz, no han tenido más remedio que colocar tendederos, como en las existencialistas películas italianas de hace más de sesenta años,
para colgar, después de pasar por la lavadora, los tangas, braguitas de diseño, bragas con refrigerantes agujeritos, como dice una sevillanas del "Pali", bragas sencillas y hasta bragas de cuello alto, junto a los tangas, eslipses, calzoncillos sencillos y hasta calzoncillos de franela (por el frío que estamos pasando) con pernera al tobillo.
Pero igual espectáculo se puede ver si nos asomamos a la calle Génova; en la calle Alcalá, cerca de la plaza de toros de las Ventas o, en la calle Zurita del barrio de Lavapies.
La suelta de vientres está siendo democráticamente generalizada, y muy abundante en su "fruto".
Lo peor es el "tufillo" que van dejando por donde quieran que pasan; mucho peor que el propio aroma natural, sobre todo, los rojos.
El resultado es incierto, aunque si la respuesta de las personas fuera inteligente, sería claro como agua de los manantiales de alta montaña. Un individuo que presenta un prueba falsa contra otro de los opositores, debería ser descalificado por los votantes, no sólo por la presentación de esa prueba fraudulenta, sino porque la presentó sin haberla leído (para mí que esa, conociendo al personaje, se la ha metido doblada algún "amigo"), y si la leyó, peor aún; es que sus capacidades no le dan para saber interpretar lo que es capaz de leer.
Un partido, el PP, que puso en "vigor" toda clase de delitos económicos conocidos, y hasta fue capaz de aportar algunos nuevos al "delincuenciario nacional", no puede ser el partido elegido para regenerar la política nacional, por mucho que, por haber contribuido a su creación, conozca lo que ha de ser regenerado.
De los rojos intensos, por lo que son, hicieron y hacen por todo el mundo; porque solamente son capaces de vender el humo de la demagogia y, por su sequía intelectual, incapaces de avanzar, si no es caminando por encima de las espaldas de los pobres, no debería ser tenido en cuenta. Y por último ¿qué se puede esperar, por ellos mismos, si, como "la Parrala", unas veces dice que si, y otras veces que no. C´s es como esas gentes raras que andan por ahí, poniendo velas a Dios y otras velas similares al Diablo.
Cundo yo fui joven, había buscadores de oro en el río manzanares, más allá del puente de Toledo, ellos cogían en sus jofainas las arenas del fondo somero del río y después de infinitas decantaciones, encontraban (la foto es moderna) pepitas de oro. Ni muchas, ni todos los días.
Se me ocurre que si los españoles hicieran como los buscadores de oro del madrileñísimo río Manzanares, después de desprenderse de la basura, decantando en cuatro golpes, encontrarían a
Eloy R. Mirayo.
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