Veinticuatro escaños, no es lo que se buscaba; no es lo que España necesita, pero está muy bien para empezar.
Las cosas que se han hecho bien durante la campaña que sin duda han sido muchas, y que al menos han servido para alcanzar esos escaños, se deben tener bien situadas, pero sin dormirse sobre ellas, con la satisfacción del bien comido y bien bebido. Ahí presentes, como incentivo lo tienen que ver claro tanto militantes como simpatizantes.
Lo verdaderamente importante ahora, cara al futuro, es pasar revista a las cosas improcedentes que algunos personajes relevantes de VOX, incomprensiblemente, han vertido en mítines y apariciones en los medios las pocas veces que se ha tenido ocasión, y lo que más rechazo provoca es el tono que se ha empleado, que tanto molesta a las personas normales. Pienso que la dirección del partido debe poner fin a la verborrea incontenible de algunos, que ha sido muy perjudicial, como se ha visto en el resultado final. Un partido político ha de tener una única voz, aunque suene en distintas tesituras. Así ha habido y hay tenores muy conocidos, y ellos cantaron y cantan: Plácido Domingo; Alfredo Kraus, Pavarotti, Carreras. Y la Traviata es una maravilla en cualquiera de aquellas voces.
Nuestras ideas, que son las mejores, hay que defenderlas como se merecen: con gallardía, decisión, valentía, buen tono de voz y firmeza en las formas. No resulta agradable escuchar a la persona que aprecias expresándose siempre como cabreado o, lo que es peor, de forma agria muy parecida a la de los valentones de película mafiosa.
A mí me encantan las gachas con torreznos, pero si me la intentan hacer comer por cojones... Para cojones los míos.
Siempre es más fácil penetrar sin prisa; con delicadeza y suavidad para alcanzar el éxtasis, que a empujones y empellones bruscos porque, seguro que de esa manera, no se alcanza nunca, o muy pocas veces.
Es conveniente advertir a los impacientes que las cosas tienen su tiempo de maduración; ninguno de los partidos políticos europeos con los que se nos quiere igualar, han besado al santo nada más llegar a la puerta del santuario. Todos han tenido que sufrir el "apartheid" -y siguen sufriendo- político de de la derecha, del centro, del socialismo, y el rojerio más pulgoso, para alcanzar la posición que ahora tienen.
De esa "medicina" quienes hemos militado en Falange Española; Fuerza Nueva o Juntas Españolas -o en las tres, como tú, Rafael, y yo mismo-, hemos tenido ocasión de paladear su mal sabor, con detenciones policiales injustificadas, y toda clase de acosos y zancadillas. De las que no son ajenos la práctica totalidad de los medios de "desinformación" y de rechupeteo subvencionario oficial.
Eloy R. Mirayo.
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