A España, esta clase política advenida a través del podrido útero maternal de la Democracia,
la están colocando poco a poco ante el Mundo entero, en el vergonzoso punto de tenerse que declarar en Suspensión de Pagos; o más a más, que dicen mis paisanos de Cataluña, en total e irreversible Bancarrota.
¿Fue así cuando está desvergonzada Democracia se la encontró en las manos, gracias a la labor de los traidores a España? Por supuesto que no. Esa España tenía una salud económica tan sólida, que, aunque poca salud, aún queda.
Sin intención de asegurar -carezco de datos- que en aquel régimen no hubiera golfos -yo también creo que los hubo- no debieron ser tantos, ni tan laboriosos en su empeño, como los que hemos ido legislatura a legislatura "disfrutando" (y así seguiremos) hasta el día de hoy.
Aquellos políticos había que presumirles sus corruptelas; habría que pensar que fueron más sutiles y recatados en sus fechorías.
Estos, sin la figura de un Jefe del Estado absolutamente efectivo, son tan chulos que hasta presumen de ello con grandes coches; lujosas viviendas unifamiliares en lugares más o menos exóticos y gastos suntuosos en peleterías, joyerías y prostíbulos elegantes.
Hace unos años un gilipollas que se arrastraba por los programas televisivos "del corazón", y fue por poco tiempo nieto político de Franco (aprovechándose de ello hacia caja), que hablando mal de esa familia, ha seguido viviendo sin dar un palo al aire, explicó en una de sus apariciones que, en la época anterior, el franquismo, había unos cuantos "tiburones" que se pusieron "moraos"
y, según siguió diciendo él, en ese momento eran millones de sardinas hambrientas que, insaciables mordisqueando a cuanto económicamente se movía por doquier, democráticamente se estaban poniendo muy "amoratas".
En lo que hacía referencia el ex nietísimo al número de democráticas sardinas, por amplio que pudiera parecer su consideración numérica, la realidad ha venido a demostrar que se quedó muy cortito en el número, pero también en el tamaño y equivocado en nombre del "pescado": indiscutiblemente son ballenas. Y cuando se van, "ba
llenos" de dinero.
Estos, gracias a sus buenos dientes, capaces de hacer grandes mordidas, son mucho más gordos que unas simples sardinas, que decía el hijo del diplomático franquista.
Extrañamente la cosa, no parece importarle a nadie. El dinero, vía crédito internacional sigue fluyendo, no se sabe por qué conductos, pero está claro que esos conductos no terminan en la meta del "bien general".
Esta gente que nos gobierna son como ese niño que empieza a cagar sin la ayuda materna o paterna y, para limpiarse el culete, gasta todo el rollo de papel higiénico, y pide más.
Nadie piensa en que pasará si se llega a la situación de que, por falta de pago, se retire el crédito al país. Nadie se toma en serio el que el peor "cambio climático" que podemos sufrir los españoles, es el quedar excluidos, no solamente del primer mundo, sino del resto del Mundo.
Ningún político de esta Democracia conoce la existencia de las palabras Austeridad y Ahorro; ni reconoce la obligación de hacer frente a las deudas adquiridas. Lo que hacen estos políticos es la gilipollez de pedir créditos para cubrir gastos improductivos y pagar créditos anteriores.
Un empresario sin muchas luces, como yo, siempre ha sabido que los créditos se deben pedir -así lo hice- para reforzar nuestra pequeña empresa familiar, y para aumentar las posibilidades de lograr mayores beneficios con los que asegurar nuestra pervivencia comercial.
Eloy R. Mirayo.
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