miércoles, 27 de febrero de 2019

QUE QUEPAN LOS QUE A MÍ ME DE LA REAL GANA.

"La próxima Cámara debe parecerse a la España real, en la que cabemos todos" "se parezca más a la España real: abierta, tolerante, integradora. Una España en la que cabemos todos".
"El presidente del Gobierno, afirman las fuentes consultadas, comparará a Santiago Abascal con Le Pen y pedirá el respaldo de los socios comunitarios para frenar, desde España, a una “nueva amenaza” para Europa".

¿Qué quepan todos? Dice hoy Sánchez sin la menor muestra de rubor en su pétreo rostro. 

O quizás lo que quiere decir Sánchez es que "quepan los que a mí me de la real gana (separatistas; terroristas "arrepentidos" o no; anti cualquier sistema; los comunistas y los ultracomunistas de Podemos". Representantes de lo mejor de cada casa.)

Y, vuelvo: "La próxima Cámara debe parecerse a la España real, en la que cabemos todos". 
Para después decir, por boca de ganso 

(no saben hablar, si no es repitiendo eslóganes) "con la ultraderecha no se puede ir ni a la vuelta de la esquina". Parlamento inteligente que le deja a Sánchez bien reconocible. Él, por lo que está pudiendo mear en el retrete de la Moncloa, es por la buena compañía que le mantiene aupado, para que pueda hacerlo. (Pido perdón por la metáfora)

Eso: la España real, es lo que ha venido a decir Sánchez, como una promesa de venturosa meta a alcanzar, como fruto a pillar del Jardín de las Delicias, recién brotado de las urnas. 

Total ¿pa qué? Si ya en su anterior España hasta él había cabido, aunque con calzador; y es más, juntando carnes, pieles y raleas de raras razas políticas, montó el 

frankensteiniano monstruito para gobernar su, ¿nos va a decir irreal España? esa que está ¿gobernando? . Tal vez tendría razón porque, viendo el interior del edificio, lo real es que más parece un corrala de las que solían verse en las viejas películas italianas; 

si, como tipo real se nos presenta la actual Cámara Nacional, irradiadora de ética y estilo hacia las demás instituciones de gobierno (autonomías y ayuntamientos). 

Decía unos de mis conocidos, que las peores consecuencias de algo se dan cundo ese algo, brota del cerebro sobrevalorado de un idiota cultivado.

Ese tipo de seres, algunos universitarios con carreras terminadas, encapsulados en su crónica gilipollez, como el filamento lo está en la bombilla, 

san lo que son capaces de conseguir memorizar, algo positivo para ellos tienen (que no entender, eso sería demasiado) pero, cuando de lo meramente teórico (lo hecho y publicado por otros más inteligentes) ha de pasarse a la dura práctica, ocurre que: "no se puede seguir dialogando, por continuar negociado, porque el otro, no se mueve de su inaceptable principio de imponer a todos, propios, disidentes y extraños interesados, su gilipollesca República Independiente. 

A pesar de como dijo aquel "mozo de escuadra" en Barcelona, que el hijoputismo quiere empapelar: "la república no existe, idiota".

Y así, de esa manera tan machacona en la memez, 

resulta que al fin el memo se entera, ¡cuidado que costó!, de lo que de hemisferio a hemisferio, todo el mundo, incluyendo a varios socialistas con cargo político nacional, estaba al cabo de la calle: los hijos de puta no cejan en su delictivo empeño; si permitir que el otro le raye 

las orejas.

Eloy R. Mirayo.


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