jueves, 28 de febrero de 2019

¡LÁSTIMA QUE DIOS SEA INFINITAMENTE BUENO!

Me cuesta un tremendo esfuerzo 

aceptar la foto de algunas personalidades de este bajísimo nivel intelectual y ético en el que se encuentra la política mundial en general y la nuestra en particular, no porque sea más baja que la paupérrima medía, sino porque es la que nos afecta directamente al hígado a los españoles, entre los que me cuento ¡faltaría más!, yendo a homenajear, llevando la solicitud de ser perdonados, en nuestro caso, recientemente, 

de cuarenta y cuatro (más o menos) millones de españoles, quienes ni siquiera tenemos noción de que coño hemos de ser colectivamente perdonados por unos difuntos, que ni siquiera tuvieron el detalle y la gallardía de morir en España; por su España.

Como ya he dejado dicho en este blog, y todos sin necesidad de leerme sabéis, Sánchez en su frenesí revolandero -igual iba para azafato de Iberia-, 

reclamó, para su propia gloria, la solicitud de perdón, que, por motivos obvios 

ninguno de los exiliados -Azaña; Antonio Machado; etc,.- personajes homenajeados haya exigido.

Los vientos del 28 de abril hinchan las velas de las naves que recogen votos -como aquellas máquinas municipales que circulaban por las aceras recogiendo las mierdas de los perros- de los partidos políticos, sin despreciar ningún mar; aunque ese sea el Mar Muerto y, 

ni un solo de los votos que revolotean como hojas secas caídas del árbol -de José de Espronceda-, por el amplio Éter de la falta de propia estimación, a pesar de que huelan a podrido que echan "pa trás"; perfume que "pone" más que una "muñeca hinchable" o un "vibrador", a los beneficiarios y beneficiarias de esta política.

Me cuentan al oído 

que lo malo de empezar con la súplica de perdón que propagandísticamente puso en marcha Sánchez, es que, podría traer la complicación añadida de que, a cada momento que pase, podría ir ampliando el número de personas e instituciones que, con todo derecho del mundo, se apuntarían a esa hipotética lista no esperando, sino exigiendo ser reconfortados. 

Con todo mi respeto y admiración, y su indiscutible derecho, creo que podrían hacerlo: personas tan importantes como don Pedro Muñoz Seca, fusilado por decisión de uno de los "tribunales populares" el 28 de noviembre de ese año 1936 junto a más de 6.000 personas, principalmente por ser católicos.

Don Ramiro de Maeztu, asesinado sin juicio previo en Aravaca (Madrid) 29-10- 1936. Sus últimas palabras fueron: "Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡Para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!"; la iglesia: en la retaguardia del bando republicano, se asesinó a 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares. En total, unos 10.000 muertos por el delito de ser católicos y no renegar de ello. 

Pero también vienen apuntándose a esta lista que parece interminable, los militantes del POUM, asesinados por los republicanos según iban llegando desde el "frente". Y los anarquistas que llegaron a ser casi exterminados; y los comunistas por los socialistas y los socialistas por los comunistas, todas esas disputas en la retaguardia mientras unos cuantos morían en las trincheras defendiendo unas ideas, aunque equivocadas, defendidas en muchos casos con honor, lo que les faltaba a los emboscados jerarcas rojos.

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Ahora mismo por la radio escucho que ha muerto Javier Arzallus.

Ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús el 2 de febrero de 1967. Hacia 1970 abandonó la Compañía para dedicarse a la política. ¡No sólo se mueren los buenos!

Renegado del sacerdocio; renegado de España y su proximidad ideológica con el... nacionalismo; lo mejor que esa persona ha hecho en su vida, podría decirse que ha sido morirse. 

Aún resuena en los oídos de las víctimas del terrorismo etarra, y de toda persona decente, aquella especie de declaración culpable, desde la más tópica posición de la altanería de algunos vascos: "otros mueven el árbol y nosotros recogemos las nueces" refiriéndose a la acción criminal de ETA. "Los chicos de la gasolina" benévolo y comprensivo hablando de la kaleborroka. ¡Lástima que Dios sea infinitamente bueno!

Eloy R. Mirayo.


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