¿Quién les va a pedir responsabilidades a los políticos británicos por el gravísimo problema en el que han metido a la totalidad del Reino Unido, con el asunto del Brexit?.
No debería admitirse la excusa de que el asunto que está yendo por caminos tortuosos, terminen siendo absolutamente negativo por una mala gestión del equipo gubernamental de la señora Theresa May.
Los políticos, que de vez en cuando da este sistema político -la jodida Democracia-
a través de los años de existencia, se han dado la maña, mica a mica, sin que hubiera nadie que protestara, de haber logrado solo para ellos, una protección de absoluta inmunidad que, por grande que sea el descalabro perpetrado contra los intereses del país y de sus ciudadanos, les preserva de la acción de la Justicia; en unos casos de simples "mangutas" por aforamiento, de la ordinaria; y en otros que, resultan tan sangrantes, como es el caso del Brexit, en la Gran Bretaña; por su "edredón" de inmunidad, jamás llegarán a las cortes supremas de la Justicia en ningún país "civilizado". ¡Tie güevos!.
Lo más gracioso es que planea la chusca opinión,
por supuesto de gente interesada, sobre esta protección tan injusta que, a la vista de cualquier otro profesional de profesión de riesgo, no les es fácil comprender -entre otros profesionales, los cirujanos-, con que se protege al político, de que debe existir, porque sin ella, ante el peligro de que una mala gestión pudieran ser procesados y, como consecuencia lógica, encarcelados, nadie querría dedicarse a la Política.
Maligna manera de enfocar un asunto tan serio, por su negatividad y altísimo coste, como resultaron, resultan y seguirán resultando las malas gestiones de políticos descualificados y desclasificados de cualquier ranking de tantos por cientos de inteligencia positiva,
que durante las últimas décadas han ido sucediéndose, unos a otros, en España (que es del único país -no es la excepción mundial-, del que tengo conocimiento). Y así la tienen.
Lo cierto es que, precisamente la Inmunidad total alcanzada para la casta política, ha propiciando que, en la mayoría de los casos hayan sido y están siendo, personas sin especiales ¡qué digo especiales! sin ninguna clase, alta, media o baja cualidad para desarrollar tan alta labor, como es la gobernación justa y equilibrada en derechos y obligaciones.
Para conseguir un país donde reine la Justicia y el Equilibrio, es imprescindible que quienes lo dirijan sean personas con los necesarios conocimientos bien desarrollados, que son las imprescindibles herramientas para alcanzar el fin deseado.
Como se puede dar la barbaridad (así está ocurriendo en España y el resto del Mundo) de un dirigente político, de cualquiera de las instituciones de gobierno que, para cumplir con la obligación del cargo alcanzado, necesite una legión interminable
(4.200 hombres las romanas; pues se queda corta) de asesores, asesoras y "machacas" de todo pelaje, elegidos por su propio índice, y además, solo consiguen cagarla.
Deberíamos ser exigentes a la hora de aceptar que cualquier maestrillo, que disfruta de un empleo conseguido sabe Dios de qué manera, en la universidad, sin otro bagaje intelectual que el odio, porque solo le pagan (demasiado para lo que él da) 900 euros al mes, pueda en un ¡plis pas!; en un ¡abracadabra! pasar a gobernar todo un país tomando iniciativas superiores a su raciocinio. Y no digamos de su conocimiento. Milagro sería que fueran acertadas.
Eloy R. Mirayo.
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