miércoles, 20 de febrero de 2019

DIME DE QUÉ PRESUMES.

La ambición desmedida; falta de respeto a lo que se representa; la mentira; el engaño; la falsedad; la alabanza de sí mismo; el discurso tabernario, chulesco y faltón con escasas pinceladas de ilustración; el desprecio al derecho ajeno; el interesado olvido de lo que se hizo y se dijo; la ineficacia en el cargo; el caudillismo chungo de quién no da ni para cabo. 

Eso es lo más notorio que los españoles estamos notando durante los últimos nueve meses, como fotografía más ilustrativa del actual gobierno socialista (sanchista) que gobierna sacándose los decretos (de lo que acusaba al expresidente Rajoy) del bolso, para aprobar  todo lo que le dicta su percepción distorsionada de la realidad.

Los dichos populares, en la mayoría de los casos, se ajustan mucho a la realidad. Mi abuela Leonor era una madrileña castiza nacida en el barrio de Chamberí -ojo al parche- que además ejercía de chamberilera. Y la encantaba tirar del Refranero Español. En cualquier conversación ella aplicaba un acertado refrán. Si aún viviera, viendo esta mañana al presidente responder con suficiencia y desprecio a quienes le hacían preguntas estoy seguro que, señalando con el índice de su mano derecha la pantalla de la tele diría: "dime de qué presumes y te diré de lo que careces". Creo... No; no creo que se atreviera a decir aquello de: "el piojo que ha sido liendre, pica que enciende".

A pesar de que las Elecciones Generales están convocadas con su fecha en el calendario, 28 de abril 2019, y su continuidad en el cargo no la tiene ni mucho menos asegurada, él, como el maño de la película 

-"chifla chifla que como no te apartes tú..."- seguirá intentando meter la cabeza el la tumba de Cuelgamuros. 

Veo a algunos líderes de la izquierda española cundo van con sus parejas -de hecho, tal vez de deshecho-, o con alguna otra persona de su séquito, y siento que me crean la sensación que son una especie de pedo con aperitivo 

(hay a quienes el  aperitivo se les agarra con excesivo empeño en la tela de las bragas o de los calzoncillos, dejando huella indeleble) y que, cuando las moléculas del pedo, silencioso o sonoro, se esparcen y desaparece diluidas por el espacio su fétido olor, lo único perdurable en el tiempo, hasta la llegada del personal de limpieza, 

que también podrían ser un hombre, como ya vemos con frecuencia (no se me vaya a enfadar alguna feminista militanta, como le gusta decir a la señora Montero, la de la "dacha" galapagueña es, el amarronado aperitivo.

Lo que sí creo que tiene solución, para el señor Sánchez es el que alguien, esos que le escriben sus "triunfos" literarios, le hagan entender, aunque haya que intentarlo varias veces que, si para él VOX 

es un partido político, populista y de la extrema Derecha, él, para los que militan o somos por el momento solo simpatizantes, con sus mismos derechos de opinión, es un espécimen perfectamente clasificable y calificable, de lo que viene a ser un populista de tomo y lomo, a la vez de extremista emboscado de la extrema izquierda.

Los españoles de ahora, que hemos visto todo lo pasado durante las últimas cuatro décadas, vemos la vida política española con la misma naturalidad que cuando vamos a visitar un prado con una nutrida cantidad de vacas, vemos sus mierdas. Lo que podría extrañar es ver una vaca con su mierda al lado, en el salón del trono del Palacio de Oriente; en pleno besamanos. 

¡Cuánto desconocimiento de un papel protocolario ya sabido, por ya escrito y seguido!

Eloy R. Mirayo.


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