La discriminación judicial en favor de la mujer, porque se la supone físicamente débil, crea situaciones que si no fuera porque se relaciona con la Justicia y quienes la administran, podrían ser consideradas como una auténtica Gilipollez, salida de mentes tontorronas un tanto atrofiadas. Por no utilizar un calificativo más contundente.
Supongo que todos estamos enterados de la sentencia aplicada a una riña en Zaragoza con agresiones entre ambos cónyuges -mujer y hombre- que, desdramatizada por dos tribunales, ha sido revocada a petición de la fiscalía, por el Pleno de la Sala de lo Penal, determinando 6 meses de presión al hombre por un delito de "violencia de Género" y 3 meses a la mujer por delito de "Violencia Doméstica". ¡Viva la igualdad ante la Ley!. Y así se subraya:
(Fotografía tomada del diario El Mundo)
da lo mismo quién haya perdido primero el respeto agrediendo, ni quien fue quien más "repartió" (en este caso ella, más generosa y creativa, dio un puñetazo y una patada mientras él, intercalando, le correspondió con una sola bofetada).
Hoy, día nueve de enero de 2019 voy a desvelar un secreto del que soy protagonista que, aunque intrascendente para todo el mundo, hasta ahora he guardado creo que con excesivo celo. Es el meollo el que yo me entero de lo que pasa en España y en el resto del Mundo, durante el tiempo que discurre desde que empiezo a cenar hasta que termino el postre. Durante el resto del día, empiezo, como cada kiske -lo digo en ruso- por despertarme, a continuación hago pis y me ducho, con afeitado, me visto, y me llevan mis hijos al trabajo (solo les ayudo). A la vuelta, después de estar 10 horas en negocio (comemos allí), retorno a casa y, después de ponerme cómodo, hasta la hora de cenar, me dedico a tocar la guitarra que, una vez cenado, retomo el arte.
¿Qué ha motivado la ruptura de mi secreto? La vida está llena de casualidades y de coincidencias. No suelo hacerlo pero ayer por la noche cuando fui al water a evacuar sólidamente, me llevé la tableta y en ella me enteré de esa sentencia ¡Qué coincidencia! Estar aliviando el intestino y, en el mismo momento, enterarse de una sentencia del Tribunal Supremo, que ratifica el que la Justicia en este país -algo que hay quienes tienen sus dudas- no es igual para todos. ¿No es pá cagarse?
Alguien como yo mismo,
montado a lomos del analfabetismo más agudo se pregunta: ¿Donde deja el Tribunal Supremo el artículo 1, del Titulo Preliminar de nuestra Carta Magna? -1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, LA JUSTICIA, LA IGUALDAD y el pluralismo político- de la Constitución Española de 1978?.
Si la cosa, hasta donde esta política liberal, choricera y abortiva ha puesto límite, es fácil. No se necesita del artilugio lingüístico-político-judicial para hacernos obligatoriamente creer que la agresión del masculino en la pelea doméstica sea malévola e inhumana violencia de género (nadie lo duda), y la agresión de la fémina es... ¡Bah! Algo más que una caricia; simplemente: violencia doméstica suave y aterciopelada, les ha faltado decir a los jueces, en su mejor deseo.
Los españoles ya hemos digerido, a grandes dosis, que solamente es verdad certificada e indiscutible aquello que a alguien que tiene el Poder, le sale de sus mismísimos cojones, por muy extraño que parezca. Da igual que diga lo contrario la Razón, el Derecho o la Constitución. La verdad democrática, como lo fue la verdad comunista está perfectamente establecida, flotando en interior de la bragueta del pantalón de quien tiene el mando.
La duda que me queda -que nadie quiera ver maldad- es cuando se sacuden la badana dos homosexuales
o dos lesbianas
¿cómo van a averiguar quién es violento/a de género y quien es violento/a doméstico?. Con mi mayor respeto para quienes por su discreción se merecen.
Me gusta mandar un fuerte abrazo -espero que lo acepte- a alguien que desde Antequera sigue este sencillo blog. Muchas gracias.
Eloy R. Mirayo.
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