martes, 29 de enero de 2019

POR PURA VENGANZA.

"España es de izquierdas". Cientos de veces habremos escuchado a cualquier gilipollas con aires de avezado politólogo decir que nuestra querida Patria, la única capaz de sobarle el morro al Comunismo Original, obligándole, pateándole los huevos, a volver con el dolorido "paquete" entre las patas, a su sangrienta cuna rusa, que España es de izquierdas.

Eso es otra de las falacias de los rojos, para salir de su insignificancia real, como en las recientes encuestas, ante las perspectivas que se han abierto para las próximas elecciones por el gobierno el Ayuntamiento de Madrid que sin duda, se repetirán para la Autonomía y para "el chollo" del Parlamento Europeo.

Yo creo que España no es de izquierdas; viendo lo que se está viendo ¡qué coño va a ser de izquierdas! Pero -que nadie se ponga medalla-  tampoco tengo claro que -viendo lo que se está viendo- sea de derechas. Me explicaré con mi tesis, que como a Pedro Sánchez me la ha escrito un amigo que sabe un pelotazo tío, yo solo la he memorizado, creo que todo pero...  

Sin más dilación paso a explicarla de manera sencilla (yo le pedí que fuera más densa y docta para impresionar, pero no me hizo caso):

España es un país especial, diría que único, por lo grande e influyente que llegó a ser en el pasado; y eso, indiscutiblemente, ha dejado amplia huella en el intelecto de los españoles; quizás no tanto en el individuo, como en el colectivo.

También han dejado esa clase de huella las enriquecedoras -aunque algunas entraran a la fuerza- civilizaciones Fenicia, Cartaginesa, Romana y Árabe.

¿Entonces? El ciudadano español, dentro de esta mierda de contexto político que desde hace más de cuarenta años nos jodegobierna al capricho e interés de quienes ganan las elecciones, lo que intenta, porque lo que haga con su voto es la única herramienta de protesta y participación en su porvenir que aún conserva, es utilizarla, no a favor de alguien (porque no tienen en quien confiar) sino en contra de quienes les recién han gobernando incapaces (sus cerebros no dan para otra cosa) de crear algo mínimamente positivo, y muy  capaces de agrandar el número de problemas y agravando las dificultades.

En mi tesis señalo como prueba 1, 2 y 3 (ampliable), el triunfo UCD, el aplastante invento que puso al "movimientista" Adolfo Suárez en el Poder. Desde allí (adjetivo demostrativo) prueba 1. Pasamos al "reinado" de Felipe González; clamoroso triunfo de la Izquierda, como si no hubiera para postre. Prueba 2. 

Aparece José María Aznar y, después de usar la muleta del chorizo Pujol, al siguiente envite, ¡el lleno total!. Prueba 3. 

La aparición, aunque por traumatismo asesino (de, solo Dios lo sabe, y algunos lo intuimos) aparece el socialista José Luis Rodríguez. Una de las mayores desgracias que, arrimada a las siete plagas -como octava- ha padecido, y sigue padeciendo, la humanidad.

Los españoles, visto lo que fue capaz de "lograr" 

el protegido de don Torcuato Fernández-Miranda (ex Ministro-Secretario General del Movimiento), a pesar de que en un principio se volcaron con él ¡porque llegaba de "donde venía"!, 

se fueron con su voto al "recién salido" de la clandestinidad roja, Felipe  González y la banda de la tortilla de patata. ¿España era roja? 
Fue un tiempo "tan oscuro": choriceo socialista, chuleo: familiares haciéndose millonarios por ser parientes de políticos en el poder, el GAL, intromisión en la Judicatura, intento de desacreditar a la Guardia Civil: Galindo y Roldán... 

A continuación, los votos en montaña que pusieron en la cúspide a Felipe González, volaron hacia el edificio de la calle Génova, de donde sacaron al señor Aznar, hasta el palacio de la Moncloa. 

¿Habría que pensar que se hizo el milagro de que aquellos votos izquierdistas se volvieran de derechas? No; lo que ocurre  es que los españoles, insisto, no votan a favor, sino en contra. Por pura venganza.

Me habría gustado ser más científico pero, mi "negro" no debe confiar en mí.

Eloy R. Mirayo.


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