lunes, 21 de enero de 2019

ESPECULADORES INTERNACIONALES.

Veintiséis especuladores internacionales juntos tienen secuestrada más riqueza que la muy honrada que malamente se reparte entre el resto de las personas que hay en el mundo conocido que, viendo lo que estamos viendo a diario 

¿quién podría decir que es riqueza?. Jodido ¿no?. Toda la humanidad, a expensas de lo que estos individuos les ordenen hacer a sus machacas con nosotros, con la insustituible ayuda de los cipayos que para cuidar como jauría de rottweiler, 

de sus posesiones y de sus fortunas, ponen como marionetas de dóciles hilos, en los distintos gobiernos del mundo, jugando a su antojo con sus sexos, con las siglas, y con sus supuestas ideologías.

7550 millones de habitantes -menos esos 26 y su séquito de mamporreros- tenemos los santos cojonazos de dejarnos zarandear -como si no hubiera otra- física, psíquica, laboral y económicamente para su enriquecimiento, sin la mínima intención de rebeldía; sin siquiera sentir el deseo de rechistar. 

Para eso se inventó la Democracia, con su revestimiento de falsa legalidad "avalada" a través de las "tocomochadoras" urnas de metacrilato; logotipo de la verdad absoluta.

Teóricamente la Política, que por boca de estudiosos del tema se la supone hija de la Democracia -otros pensamos simplemente que es una hija de puta- es una especie de ciencia cuya filosofía está orientada, según algunos estudios, ideológicamente a la toma de decisiones, no caprichosamente por el interés de alguien usando su superior fuerza física, sino por un grupo de personas inteligentes, capaces de decisiones justas para todos. Esa parece ser que era la opinión de Aristóteles, cuando escribió su obra "Política". 

En realidad -creo yo- lo que personas como Aristóteles creían y creen en la actualidad, es que es la filosofía de la Política, lo que querría propiciar es un Poder limpio ("en cuanto su
origen, esencia, límites, legitimidad, naturaleza, necesidad") y que tutele y vigile que no sean conculcados los derechos naturales de nadie, ni individuales ni de grupos, a disfrutar de la Libertad, de la Propiedad lícitamente alcanzada y, llegado el momento, de ser juzgados con Justicia. Y a estos sacrosantos derechos no habría que sumar, como últimamente se viene haciendo, los derechos bastardos que modernamente se han ido sumando, restando a las personas de bien posibilidades de disfrutar con plenitud de los naturales.

Si Aristóteles levantara la cabeza (supuesto gilipollesco por mi parte; si en tantos años no lo ha hecho, será porque no quiere o no es posible), se quedaría tieso, como el pene de un novio, ante tan tremenda tergiversación del espíritu de su invento. 

El poder inteligente y moderado salido del pueblo, está muy lejos de descansar en las manos de personas notoriamente inteligentes y moderadas, sino en manos de los "brutos" poseedores de la fuerza -si no propia, comprada-, y la imponen sobre todo cuanto les es interesante. 

La Libertad, absolutamente coartada por quienes deberían garantizarla, es igualmente pisoteada por rufianes de todo tipo; hijos nacidos de la laxitud de la autoridad. La propiedad atacada por impuestos injustos, manadas de toda clase de bandoleros y por la "oficializada oKupacion", se está convirtiendo en auténtica utopía. 

Y la Justicia, dividida en sectas políticas, se debate entre la obediencia a los 

partidos políticos que les patrocinan, los propios intereses que en muchos casos cuentan, y la verdad de la Justicia ¡faltaría más!; difícilmente se adivina quién gana de las tres posibilidades.

Maldición gitana: "que tengas pleitos y los ganes".

Eloy R. Mirayo.


No hay comentarios: