Los adjetivos calificativos y cualificativos con que se adorna -falta le hace- al Joaquín Torra, por parte de algunas personas de bien, tal vez muchos millones de españoles -incluidos mis compatriotas catalanes- algunos mal sonantes entre los muy cursis de este país, porque involucran entre excrementos o en líos de camas a los familiares más próximos y otros que insinúan adornos puntiagudos en su frente, por su quehacer, al que señalan como delictivo, al frente de la Generalidad de Cataluña.
Todos los que utilizan esos adjetivos -entre ellos, yo- contra ese individuo y su lánguida trupe de payasos sosos, después de profunda reflexión, mientras estaba sentado sobre "el trono Roca", he llegado a la conclusión de que los estamos utilizando de manera errónea; más que errónea, en dirección equivocada.
No porque muchos de esos adjetivos -quizás todos- no le queden perfectos al "Inodorable" Torra, como un traje de Cortefiel,
sino porque a quienes habría que echárselos con pala sobre sus cabezas, hasta cubrirles, es a las máximas "teóricamente" autoridades, de este puzzlico gobierno -¡que es el Gobierno de España!- que debería actuar con el rigor que la Constitución Española pone en sus manos -lástima que por ausencia de materia gris, no les llegue a sus cabezas- aplicando las leyes vigentes, contra la desobediencia institucional.
Solo la conveniencia, personal y de partido, de los distintos gobiernos que hemos sufrido durante estas últimas décadas, son los culpables de haber ido creando un estado de permisividad, por y para las comunidades autónomas, forjadoras de pequeños reyezuelos, de cortos horizontes, que -¡que se jodan los que no puedan!-, hacen lo que les viene saliendo del fondillo de sus calzones, o bragas -según sexo o gusto- que ahora, (esto es lo que el Torra quiere para Cataluña y el resto de España), en el colmo del desmadre secesionista.
Los tanques del Ejército Popular yugoslavo entraron en territorio esloveno después de que las autoridades de esta república declararan unilateralmente su independencia el 25 de junio de 1991.
"¿Por qué es un peligro hablar de la “vía eslovena” para Cataluña? El llamamiento de Torra a seguir los pasos de Eslovenia supone, según los expertos, una irresponsabilidad por incidir en una declaración de independencia que desembocó en una guerra en la que hubo decenas de muertos." (Recogido del diario "La Razón)
Para gentes tan necias como las actuales, la falta de categoría intelectual, les dificulta entender algo tan sencillo y claro como son los textos de la Constitución que prometieron o juraron cumplir y hacerla cumplir (algo que no están cumpliendo).
Ahí; en la Constitución,
por lo que estamos comprobando, tan falsamente celebrada, de manera aséptica; sin discriminación negativa, está la solución de este pleito montado en Cataluña, por el hijoputismo de una familia muy conocida en Cataluña y por sus amiguetes; de unos pocos sinvergüenzas, para tapar su múltiples delitos económicos y, como suele ocurrir en esta clase de casos -así son los humanos, Dios mío- siempre aparece una buena clientela de imbéciles capaces de ¡hasta tomar un caldo de "tetrabric", y hacer ascos a una riquísima sopa de ajos con su huevito o sin él; al gusto!.
Elor R. Mirayo.
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