viernes, 7 de diciembre de 2018

ÉLITE PERNICIOSO-ECONÓMICA.

El flujo económico se ha volcado, de manera que pinta claramente irrecuperable, hacia la cada día menos numerosa "élite pernicioso-económica".  

Se puede decir con razón que, gracias a las élites que surgieron de manera espontánea, el ser humano ha llegado a alcanzar el nivel en el que vivimos -unos mucho mejor que otros y algunos muy malamente-, y que gracias a las élites que seguirán surgiendo iremos alcanzando -unos con más dificultades que otros, y algunos ni siquiera alcanzarán a verlo- niveles más importantes.

Nadie discute el beneficio de algo tan natural que en la práctica totalidad de las especies animales existe y les suele ir muy bien. 

La inteligencia; la capacidad de ver en bruto y desarrollar las infinitas posibilidades de utilizar las cosas que aporta la naturaleza; el poder de invención y creación es encomiable labor de las élites que de manera natural, insisto, surge entre los seres humanos.

Lo que no resulta natural es que surja esa "élite pernicioso-económica" que montada en los logros y trabajos de quienes están normalmente a la cabeza de la beneficiosa progresión, inclinen los platillos de la balanza a su favor, con el peso de los beneficios producidos por la  inteligencia, estudio y dedicación de la élite generosa, limpia y  natural.

La "élite pernicioso-económica" que se ha encaramado en lo más alto del Poder Mundial, por encima de lo justo, lo moral, lo ético y hasta de lo meramente razonable, está llegando en su extremado egoísmo hasta a modelar, moldear e ir articulando el tipo de sociedad que en cada momento más les conviene a ellos y a sus intereses, reduciendo lo que pueda molestar a su comodidad -en términos absolutos- y al constante crecimiento de sus intereses.

Tengamos en cuenta, ciñéndonos a la cercanía, las circunstancias por las que estamos siendo obligados por la "élite pernicioso-económica" a pasar aquí, en nuestra querida España. Y, por el momento, dejemos a un lado la política clásica.

Fusión de empresas ("La opa sobre Abertis está a la cabeza de las operaciones corporativas de mayor volumen materializadas o anunciadas en España este año, pero también Aernnova tiene nuevos dueños, al igual que la firma de fragancias Iberchem; las ambulancias de Ambuibérica y Emeru forman ahora una flota conjunta, EDP ha vendido Naturgas y lo mismo ha hecho Santander con su participación en Allfundsa") industriales, comerciales y de servicios, que poco a poco van ahogando las medianas y pequeñas empresas, hasta hacerlas desaparecer. 

¿Pero se queda ahí todo su mal? No; su maldad encubierta hasta la casi invisibilidad es más grave, porque sus ataques más feroces los está dirigiendo contra el mismísimo corazón de la  humanidad. Se generaliza el aborto; se inicia la aplicación de la eutanasia; se promociona la homosexualidad; por las condiciones laborales impuestas se fuerza a retrasar la maternidad o, lo que es peor, se empuja a las mujeres a no engendrar nuevas vidas.

De manera que implica a todos los que estamos fuera de la esfera de la "élite pernicioso-económica", es la constante reducción de los empleos como consecuencias de las fusiones, la consecuente inseguridad laboral que impide disfrutar de un mínimo de estabilidad, y los cada día más bajos salarios, todo eso junto, son los proyectiles que van empujando, más rápido de lo que parece, a que la humanidad se asemeje al modelo de los termiteros: 

solamente será permitido el nacimiento del número de personas que sean necesarias para dar servicio doméstico y, de igual modo solo se permitirá el nacimiento de la cantidad, estrictamente necesaria de guerreros, para proteger, de impensable peligro, a la "élite perniciosa-económica", a cada momento menos numerosa, pero más densa e inaccesible.

No es un secreto la reducción demográfica, no contando la inmigración, en todo lo que se conoce como el Primer Mundo -que tiene cojones-. Como tampoco es un secreto el que La Propiedad y la Riqueza, se divide entre menos individuos, al tiempo que la escasez y pobreza, cada día, va alcanzando a más personas.

Eloy R. Mirayo.


No hay comentarios: