jueves, 29 de noviembre de 2018

REGULAR LA GILIPOLLEZ.

La demostración de que el Ayuntamiento de Madrid está regido por el desconocimiento más profundo de lo que es la municipalidad; con el agravante del egoísmo por coger dinero de licencias y permisos que ¿para qué? y de la estulticia, lo demuestra el hecho de que la presencia más notoria de lo que está haciendo el equipo de gobierno municipal, son las terrazas de los bares invadiendo hasta más allá de lo soportable, y la pasividad en hacer cumplir las normas a bicicletas y patines, que están selvatizando las aceras, 

creando un peligro, que no debería tener por qué si se tuviese la intención lógica de aplicar la normativa vigente.

Han tenido que producirse dos accidentes mortales por estos artilugios, para que las autoridades (Tráfico impedirá que estos vehículos circulen por las aceras y fijará su velocidad en 25 Kilómetros por hora) que entre tanto estaban empeñados en exhumar al Caudillo, hayan comprendido que la movilidad creada para dar gusto a la gilipollez humana, debe estar regulada, no tanto para impedir que los usuarios de semejante ingenio se maten, si ese es su gusto, sino para garantizar el derecho pagado por los viandantes a caminar sin riesgos añadidos a los que ya se ven expuestos, que son mas que suficientes.

Yo tampoco creo que Tráfico vaya a tener éxito en su propósito; como siempre que el socialismo anda suelto por las instituciones, hay que esperar lo peor. Según ha dicho esta misma mañana el... No sé qué cargo de la Dirección General de Tráfico, en Onda 0, la regulación le compete a los ayuntamientos, que son los conocedores de cómo se puede circular por sus calles (eso más o menos es lo que ha venido a decir, con lo que por lo visto y oído, están Ayuntamiento y DGT practicando "frontón").

Cuando una persona sencilla como yo soy, se pone a imaginar lo que puede llegar a ser las calzadas de las calles de Madrid, y de las otras capitales españolas:

autobuses, ambulancias, vehículos de bomberos, coches de las distintas policías sonando las sirenas, taxis parando para coger y dejar viajeros, motos, bicicletas y patines serpenteando, le asalta el temor de que estas autoridades tan proclives a la gilipollez, terminen por ponernos a los peatones un carrilito entre alambradas de espinos, para que caminemos ¡sin pasarnos un pelo! a la velocidad normal del ser humano: entres 2 y 3 Km, por hora, en fila india, y sin crear molestias a los conductores.

Algo así lo comentaba quejoso ayer, con mi portero automático -un Philips- y, como siempre agudo, me contradijo, defendiendo a los inútiles del Ayuntamiento. "Que poco agradecidos sois los madrileños con nuestro ex excelentísimo. Todavía no habéis entendido que, con la llegada permitida de bicicletas y de los patinetes, la concejalía de Movilidad, listos como conejos, han puesto la primera piedra -quizás fuera la cabeza de alguno de ellos, no por sabia, sino por dura-, 

para conseguir desmontar el conflicto de los taxis y los vehículos de alquiler con conductor. Dentro de pocos meses las empresas de ingenios móviles -¿de quién serán las acciones?- que se dedican a estudiar la gilipollez humana, ampliarán su producción de gilimóviles de alta, media y baja gama, que harán innecesario el servicio de los taxis y de los vehículos de alquiler con conductor para desplazarse sin necesidad de caminar". Por fin pudo respirar: "Y lo próximo, además de bicis y patinetes propulsados, los gilipollas también podrán desplazarse por el aire en drones gigantescos, 

colgados como 

los pollos en las pollerías ".

Eloy R. Mirayo.


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