"Torra se esconde ante el avance de la Cataluña real". No está mal tirado, de cara al lector, viendo las imágenes de las múltiples protestas de últimos cuatro días en Cataluña, más concretamente en Barcelona, donde han sido multitudinarias, y que aún no han encontrado solución.
Pero, contradiciendo a Víctor Mondelo, (en la portada de El Mundo 30 de noviembre 2018) creo que tengo razón para creer que las protestas de personal de Sanidad, bomberos, mozos de escuadra etc., que llegaron hasta las puertas del edificio del parlamento autónomo de Cataluña, no representaban a la Cataluña real, sino a la irreal Cataluña;
la Cataluña que únicamente protesta por sus propios intereses, sin importarles lo más mínimo los derechos de esa otra Cataluña; la auténticamente real, la que sufre persecución psicológica diariamente con lo que significa el ser español, por ser catalán, atacados por los del lazo amarillo -lo pongo como símbolo del total sufrimiento-
que muchos sanitarios, bomberos (esos de ahí abajo son catalanes, Españoles a su pesar y muchísimo más al mío), etc., etc., etc., han llevado sobre sus uniformes profesionales.
Todas las huelgas que se presentarán, sean quienes sean, se deberían presentar con las verdaderas exigencias, las que la razón avala, y no envolver tramposamente esas peticiones, mezclándolas con otras que parecen exigidas por el bien de terceros. Más minutos por paciente en las consultas, más bomberos para actuar en toda la provincia; cuando lo que de verdad les mueve a los verdaderos hacedores del conflicto son sus propios intereses: los económicos.
Yo no digo que no sean lícitos los intereses personales, cuando te enteran de que estos sinvergüenzas que están dirigiendo la política nacional y autonómica, que deberían actuar con toda la fuerza y el peso de la Justicia, toleran que en este país se paguen horas de trabajo a 1,10 euros. Lo penoso es que quienes así están esclavizados, que son muchos, no sean capaces de unirse para algo más que hacer huelgas. Hay empresarios que demostrando su particular hijoputismo, se declaran a favor del Libre Mercado, que utilizando los medios actuales, permite a las empresas, prescindiendo de los trabajadores que, a bien les venga, reflotarse y recuperar beneficios.
No estaría mal si eso fuera verdad en todos los casos, y no un quitarse gastos, para engrosar beneficios.
Pero lo peor de todo es que entre unos cuantos hijos de puta, en sociedad con la política -y quién sabe si con el narcotráfico-, han creado el mapa de carretera por el que los euros, están siendo obligados a caminar pastoreados, hasta la mismísima puerta de sus Cajas de Caudales.
Esta vez no le echo la culpa al sistema porque, por muy malo que sea un sistema político -al menos este lo es- él, sin la ayuda del ser (y la "sera", señora Irene Montero ¿o es Montera?) ¿humano?, no tiene capacidad de infligir por sí misma ningún mal a nadie, aunque sí es cierto que la Democracia (como no se cansa de demostrarlo), nadie me va a convencer de lo contrario, es el sistema más "cariñoso" para toda clase de golfos, chorizos, malversadores que, en vez de fruncir el ceño, ante el delincuente que, parido desde sus "adentros" -común o político- pone cara de madre orgullosa de su niño.
El "demócrata" bien nacido de un polvo democrático, normalmente con la participación de varios penes, cuando llega a la edad pre adulta, ya se encuentra perfectamente preparado para desarrollar su Gen Cabrón.
Lo que le hace incorporarse con vehemencia a las asociaciones estudiantiles en institutos y universidades -casi todas de la morada extrema izquierda- que son algo parecido a las incubadoras de las maternidades.
Entran en esas infectadas asociaciones a medio hacer, y cuando salen, ya lo hacen balando a buen tono.
Lo que a algunos les sirve para, a temprana edad, llegar a encabezar uno de los partidos de la izquierda más extrema, aunque viven a lo millonario, con "Dacha serrana" incluida.
Eloy R. Mirayo.
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