miércoles, 19 de septiembre de 2018

ESTOQUE DE MADERA.

Entraron con el pecho insuflado de vanidad, y salieron "arrugaos" como pasas y con las orejas "colorás".

Ayer en la comisión en el Congreso de los Diputados a la que se llamó a declarar a don José María Aznar, me quedó claro que mi afirmación de que para ser político de este sistema democáquito, es imprescindible demostrar taxativamente escasa inteligencia y largas manos, no es cierto al ciento por ciento. Pero estoy por asegurar, y de aquí no doy un paso atrás, que ocurre como con el vuelo de una única golondrina en el cielo que, aunque vuele por encima de nuestras cabezas, no certifica la llegada de la Primavera.


La faena de don José María Aznar tras el mostrador, me recordó una corrida de miuras a la que asistí hace un porrón de años, en la plaza de las Ventas de Madrid. 

"El Viti", aquel día y ante semejantes "cornúpetas de cuatro patas", batió el capote, como el Águila Real bate elegantemente sus alas, en unas maravillosas "verónicas", rematadas con una "media" de igual calidad; la "franela" (muleta para los no iniciados) en sus manos dibujó las líneas maestras; carriles invisibles, por donde rozando el "paquete del diestro" caminaron sumisos los "morlacos" de más de quinientos kilos, con el porte y disciplina de bravos legionarios y, al llegar la "hora suprema", a perfecto "volapié", 

metió dos limpios y gloriosos "estoconazos", uno por cabeza, que "pasaportaron" a los "bichos" sin necesidad de "machetazo". Lo que le debieron valer las orejas y los rabos.

Así fue ayer el Presidente Aznar en su enfrentamiento (permítaseme el símil sin ánimo de ofender) 

a los morlacos de dos patas y pocas luces que saliendo del "chiquero" le pusieron en el "coso" del Congreso. Valiente y seguro ante las acometidas de sus enemigos, tanto en la aseada faena de capa, como con la muleta. 

Muy crítico se ha de ser, para no aceptar que el ex presidente tuvo momentos insuperables que remató con unos "pases" de aliño, con los que puso punto final a la corrida. 

Poca sensibilidad del presidente de la comisión, que no premió al "diestro"; 

si no con las dos orejas y el rabo, al menos debería haberle concedido una de las orejas de cada uno de los "miura" (sígaseme concediendo licencia, no lo digo por ofender), aunque fueron "bizcos", mansos y no se les reconociera muy encastrados.

No creo en la Democracia Liberal, ni don José María Aznar es mi ídolo político, 

pero siempre me ha llamado la atención ver al hombre juguetear con la fiera; venciéndola en su natural bestialismo primario, usando la inteligencia como mejor herramienta. Algo así lo viví ayer escuchando las respuestas del presidente Aznar, al "lote" que le tocó lidiar.

En las mejores óperas existen momentos musicales, arias maravillosas que conmueven el Alma; en las mejores obras literarias momentos en el que el relato sumerge al lector haciéndole sentir protagonismo; lienzos en los que la pintura, en zonas reducidas dentro de la obra, muestran con exactitud la existencia divina.

Ayer ("Pregunta de Bildu sobre si vio sobres: "Mire dónde se entregaban, si es que aquellos que financiaban sus actividades sobrevivían para contarlo"), lo que llega a ser la música, la literatura o la pintura, no tan grandioso, fue mi sentimiento escuchando la respuesta a BILDU, del señor Aznar.

Lástima que el estoque fuera de madera.

Eloy R. Mirayo.

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