martes, 18 de septiembre de 2018

DESVERGONZADO DESPARPAJO.

En este país no se gobierna con arreglo a sus necesidades, sino a favor de los intereses políticos de los partidos. Lo estamos comprobando diariamente; interesan nimiedades como para el funcionamiento del país son los trapicheos de masters y similares, mientras la economía se va desangrando por la inefectividad de los ministerios que deberían ser competentes.

A los parados, los autónomos, los pensionistas, los transportistas, los comerciantes, los industriales y hasta a las y los esforzados trabajadores del sexo, lo que les interesa, lo que nos interesa a los españoles, no son esas "gilipolleces" (las gilipolleces son las cometidas por todos los gilipollas que sin inteligencia en sus cabezas, de "baracalofi intelectual" adquieren títulos que, de manera lícita, están por encima de sus posibilidades) sino que España sea gobernada como Dios manda 

(con inteligencia, moralidad, honradez y laboriosidad) para que pueda recuperar la senda que a los mortales, nos permita salir de verdad, y no de mentirijilla, de la profunda crisis en la que nos metieron, y que aún nos tienen sumergidos.

Desde hace muchos años los distintos gobiernos habidos, han estado lejos de su labor natural de gobernar; prácticamente desde la defunción, por enfermedad y en la cama, del Generalísimo, la política española se ha dado la maña, le ha valido, de esconder sus desmanes y fracasos tras la responsabilidad de Franco, aún estando bajo la gruesa losa en la cruz del Valle de los Caídos. 

El último ridículo sketch para cubrir sus incapacidades, digno del inútil que lo interpreta, es la maldad sin utilidad alguna, de la posible exhumación de Franco.

Esta gente que, como gusanos en el queso, se mueven en los entresijos de las distintas administraciones políticas, han sustituido el arte de gobernar con eficacia, para lo que ellos no habían nacido, por un casposo Club de la Comedia donde triunfan el sketch, la astracanada; el eslogan, y el marketing engaña bobos.

Los asuntos conflictivos que se escapan de ser prohibidos, lo que les pone como unas pascuas, los van ocultando tras la sonoridad bullanguera de la manifestación del orgulloso arco iris; fiestarrón imprescindible del que ningún país que se considere avanzado pueda prescindir; de la protesta estudiantil encabezada por las ya clásicas batucadas Rojas.

A algún hijo de puta se le ocurrió la frase de "el estado del bienestar", y el resto de hijos de puta, saltando por encima de la dignidad de los millones de parados; por encima de la cabronada de sueldos de mierda, en jornadas de esclavitud; por encima de la inexistencia de un buen plan nacional de educación; por encima de los derechos constitucionales de los pensionistas que ven sus pensiones en constante depreciación; 

por encima de la gran batería de impuestos que nos sangran y arruinan nuestros bolsillo; y por encima del tremendo aburrimiento que nos produce tanta estulticia y vacuidad, la utilizan continuamente con desvergonzado desparpajo.

Eloy R. Mirayo.

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