miércoles, 25 de julio de 2018

BASTANTE SOSOS, PERO SUBVENCIONADOS.

El TS (Tribunal Supremo) adelanta el fin de la pensión a la ex pareja. (Recogido del diario El Mundo)

Eso mismo en boca de Andrés Pajares, podría ocasionar entre los "machos" de la especie humana un jolgorio de enormes proporciones. 

Resulta enternecedor la candidez de esos superiores cerebros jurídicos que han llegado a pensar que en la actualidad, el tema de las pensiones a las ex parejas, no se trataban en los juzgados con la justicia debida y, aplicando el sentido común que con anterioridad no se aplicó, han decidido que la compensación acabará cuando se inicie otra relación, no en el momento de la demanda ante el juez. 

El supremo rechaza el recurso de la mujer contra esa decisión, pero va más allá y establece que el momento de la extinción puede ser anterior a la demanda. En el caso de que haya habido matrimonio, indica, es la fecha de este. Si no lo ha habido, el criterio del Supremo apunta a que también puede ser el del momento de la nueva relación. (Recogido del diario el Mundo)

Bajarán estrepitosamente los matrimonios de segunda, tercera, o equis nupcias y, consecuentemente también se difuminaran las relaciones, sin incómodas ataduras, abiertas al mundo entero pues, establecido por el alto tribunal las nuevas reglas, para seguir recibiendo las ex parejas su pensión compensatoria, han de ser discretos con los "polvetes"; deberán echarlos en silencio; obviando desatadores gritos y susurros. 

No tendrán más remedio que hacerlo mirando recelosos a todos los lados, y cada cual irse a su casa, con disimulo y total hermetismo, si se quiere seguir echándolos, aunque bastante sosos, pero subvencionados.

¿Qué es lo que sucederá con las nuevas disposiciones del Supremo? Pues que, a las ya conocidas y reconocidas "sociedades secretas", se unirá la "sociedad secreta" Divorciadas y Divorciados Unidos en la Lucha por el Polvo Desapercibido. 

Y habrá momentos de noche o a pleno sol que, en las comunidades vecinales se escuchen aparatos de radio y de televisión a todo volumen, no por sordera, sino con el fin de disimular sonidos como el de los gemidos de muelles del somier al ser zarandeados para arriba y para abajo, y los susurros y exclamaciones satisfactorias que, descontrolados pudieran escaparse por alguna que otra ventana.

Bajo esa amenaza judicial, nadie va a acercarse al juzgado de guardia, para contarle al juez de turno que acaba de echar un kiki con un fulano, o una fulana y, porque les ha gustado una barbaridad a ambos, han decidido comenzar una relación, 

aceptando el finiquito de la restrictiva pensión compensatoria que, siendo mujer -como casi siempre- le tenía la vagina en stop permanente (a ellos la chorra), 

tal como si la hubieran colocado un cinturón de castidad.

Eloy R. Mirayo.


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