miércoles, 13 de junio de 2018

UNA COSA MENOS BUCÓLICA.

Me ha costado unas lagrimitas salir de Melilla; las buenas gentes melillenses son muy cariñosas y yo, que soy muy mimosín...

A la llegada al aeropuerto de Barajas ya me empieza a dar el olor de Madrid; 

un olor especial que le ha dado la mezcla con su propio olor, el de muchos otros españoles venidos desde las demás provincias. Yo pienso que ese olor especial es uno de sus lados más positivos. Un taxi me incluye en el normal movimiento de una urbe tan importante.

Lo que es España; acabo de llegar, y ya siento la morriña que me recuerda cada una de las capitales que he tenido el placer de visitar.

En mi retina conservo mi estancia en Palencia con el mismo cariño y admiración que conservo de las visitas a las demás capitales de provincias. ¿Es posible que haya españoles incapaces de valorar tantísima riqueza? ¡Si! Por ahí anda mucho cabrón suelto, más proclive en criticar a nuestro único y maravilloso país, que predispuesto a disfrutar de su paisanaje. Son esos hijos de la gran puta que están dispuestos a robarnos un buenos trozos de él, y los que llegados de otros lugares de España, les están apoyando.

¿Que es lo que un turista debe ver en Madrid? 

La forma de planificar sus días, para que le de tiempo a ver todo lo que esta ciudad está dispuesta a enseñar. Podríamos decir de museos; monumentos importantes; Palacios; edificios de gran valor arquitectónico; y un largo etc., que podría parecer chulería madrileña. Y no es así. Es una realidad de la que todos, propios y extraños podemos disfrutar (los españoles e hispanoparlantes, sin necesidad de intérpretes).

En cuanto a ¿qué se puede comer en Madrid? Paella valenciana; Fabada asturiana; Caldereta extremeña; Michirones murcianos; Sopa Castellana; Monchetas catalanas; Mariscos gallegos; "Pescaito" frito estilo andaluz; Mojo Picón canario; ensalada mallorquina; Merluza a la vasca; Pochas con chistorra a la navarra; Cocido montañés; y... Cocidito madrileño; y Callos a la Madrileña; y Besugo a la madrileña; y Caracoles a la madrileña; y Torrijas; y Churros y ricas Porras.

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La reciente reunión en Turín (Italia) del Club Bilderberg o, la "Pasarela Cimbeles".

Para escribir sobre ese atípico club, es necesario vestirse de frac y pulsar las teclas del ordenador con los dedos enguantados en "cabritilla" y, tal vez, por lo que pudiera ser, contratar los servicios de un fornido guardaespaldas.

Quizás sea por ignorancia, todo aquello que es "secreto" me intranquiliza un "güevo". Pero si además es un "Club" (que no es de fútbol) que reúne a gentes poderosas en Industria, Economía, Política, Periodismo, y a reconocidos Científicos con el propósito permanente de debatir, ya no es que me intranquiliza, si no que me deja en constante escalofrío. No tanto por lo que enseña -que tiene cojones-, como por lo que guarda, y a quienes cubre en su escondite más "secreto". 

Entra dentro de la lógica que haya quien pudiera pensar que el Club Bilderberg tiene un gran parecido con la Mafia Italiana -¡Dios me libre de pensar semejante barbaridad-. 

También, viendo acudir a quienes suelen invitar a sus reuniones -este año a los políticos españoles en proyección, Alberto Rivera (Cs) y a la señora  Soraya Sáenz de Santamaría (PP)- pudiera haber quien llegara a pensar que una de sus ocupaciones es abrir la "Pasarela Cimbeles" para posibles "políticos de alto nivel" que, desde la posición lograda, llegado el día, corresponderían al manto (económico y mediático) que les cedió el "Club" y les pudiera solicitar como compensación (por cierto, el señorito Pepis del PSOE, pasó por esa alfombra siendo Secretario Nacional -ahora es presidente- no hace muchos años).

También pudiera haber incautos capaces de pensar que las reuniones de estas mentes privilegiadas, se celebran con el altruista deseo de encontrar la "pócima" que, con la ingesta de una sola dosis, fuera capaz de llevar la absoluta felicidad hasta el más humilde de los hombres y mujeres del Mundo. 

Y entre reunión y reunión, las privilegiadas mentes "Públicas y también Privadas", se dedican a "cánticos y plegarias", en unión de sus familia -hijos y nietos-, disfrutando de la paz y el silencio sobre verdes praderas sembradas de abedules y cerezos en flor.

La verdad, pudiera ser una cosa menos bucólica, algo como estar ideando las mil y una maneras de arruinar a la pequeña y mediana industria y al pequeño y mediano comercio, en beneficio de sus empresas. También pudiera ser que estuvieran pensando en qué hacer para poder sustituir a todo trabajador humano por sumisos robots. Bueno; "me creo yo que eso", ya ha dejado de ser uno de sus muchos proyectos; más bien es una realidad alcanzada, de la que únicamente quedan unos flecos. 

Eloy R. Mirayo.


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