jueves, 28 de junio de 2018

EN MANOS DE LA INCAPACIDAD MÁS PLANA.

¿La subida de impuestos es de izquierdas?. Es una pregunta retórica a la que se le puede aplicar con el mismo mérito el SI, como el No. 

Para mí, en estos momentos, el Si, es claro, ya que va a ser la manera, en su lógica manera de "gobernar"  la economía, sobre todo, cuando no se tiene zorra idea de que y cómo deben hacerse las cosas desde el gobierno, para favorecer de otro modo el crecimiento económico de este, políticamente tetrapléjico país, caído por esos extraños guiños que suele dar la jodida "veleidosa", en manos de la incapacidad más plana, que ha llegado desde la "nada", hasta alcanzar, de manera fullera y perversa, la manija del mando.

Son las consecuencias que nacen de un mal alumbramiento; ¡qué le vamos a hacer! esa es su naturaleza biológica: un aborto de la inteligencia que le ha salido a la humanidad, de la misma manera que a un hermoso cerezo del Valle del Jerte, le nace una rama borde del tronco que, además de no dar cerezas, perjudica la floración y el rendimiento frutal del árbol.

Y así, de manera tan lógica en la izquierda española, aparece en los medios la propuesta en vísperas que es, entre otras de similar calado, la subida de impuestos al Diésel, algo próximo al 30%, igualando los impuestos de la Gasolina, sin tener en cuenta que un altísimo tanto por ciento de los vehículos que se mueven por el diésel, son "herramienta de trabajo", o son el medio de transporte de las personas de medio y bajo poder económico.

Los gobiernos inteligentes -este no es el caso- antes de hacer efectiva una idea, en este caso unos impuestos, hacen un estudio en profundidad para medir, en negativo y en positivo, las consecuencias pudiera alcanzar esa resolución. 

Si un comerciante necesita mayores ingresos de los que está percibiendo por su dedicación, para encontrar el modo de aumentarlos, deberá tratar de mejorar la calidad de sus mercaderías, si fuera mejorable; y tratar de dar un servicio personal amable y respetuoso que agrade al cliente. 

Jamás puede ser una buena medida subir los precios, porque la consecuencia rápida es siempre contraria a sus expectativas: la clientela vería maltratado su bolsillo y se alejaría a la carrera.

Está claro que, aquí mis primos, no han cavilado adecuadamente las consecuencias de la subida del Diésel; transportes, maquinarias agrícolas, calefacciones. Los efectos se harán notorios negativamente en cascada de bolsillo en bolsillo, hasta terminar de arruinar los bolsillos de los más humildes ¿donde quedan los principios socialistas de "recortar a los ricos para mantener la protección de los pobres"? ¿Es que los pobres nos van a dar algo? Es lo que se deben estar diciendo los recién llegados a la Moncloa, entre gracejo y gracejo, en su altas reuniones.

Fuera de bromas hay que reconocer que la llegada al poder del PSOE, sobre los lomos de sus ladillas políticas,  ha propiciado llenar las calles, con Rajoy ruidosas, en pacíficos remansos de paz y silencio; los viejos que andaban a voces quejumbrosas exigiendo la subida de sus exiguas pensiones ¡sin haber percibido un solo puto euro! han vuelto dóciles a sentarse junto a la mesa camilla, para ver, con gran satisfacción (superior a la que dan los euros) al señorito "Pepis" y su marchoso conjunto en mayoría  feminizado. También, de semejante manera deben estar recogidos los docentes. Da gusto el silencio. 

Ahora el ruido despelotado, pachanguero y hortera queda para la muchachada de la bandera multicolor que está a punto de llegar. ¡Cojonudo! Yo me voy al campo.

Eloy R. Mirayo.



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