viernes, 18 de mayo de 2018

¿DÓNDE HAY QUE APUNTARSE?

Desde Toledo, viajando como en contra de las manillas del reloj, llego a Ciudad Real.

La antigua Castilla la Nueva, de donde sin saber por qué sacaron estos gilipollas de ahora a Madrid, parece, por silenciosa, como si no existiera, con la excepción de Toledo, para algunas personas poco culturizadas.

Conociendo como conozco y quiero a Castilla- (mira que me jode) la Mancha, a mí nadie me quita el ser "castellano nuevo" de nacimiento, como tampoco de dejaría quitar mi nacionalidad de todo el territorio nacional, incluidas las Islas Baleares, Canarias y Ceuta y Melilla, y el Peñón de Gibraltar, aunque esté por recuperar.

Pero ciñéndonos a Ciudad Real he de decir que la ciudad es una preciosa isla de tranquilidad y sosiego en el llano manchego; un maravilloso lugar donde parecen no existir las prisas por nada. Sentado en una de sus terrazas, ante una cerveza, con su pinchito incluido, parece como si el tiempo a mi alrededor se hubiera benéficamente parado. 

Pero no; hay que ver mucho y muy bonito. La Catedral, la muralla, los museos como el de "El Quijote", 

el de López Villaseñor, el de la Ciudad y algunos otros más que también merecen ser visitados. El Palacio Medrano, el Playa Park, un refrescante parque acuático, el parque Gasset y...  ¿Nos vamos a ir sin visitar las bodegas Naranjo? ¡Nunca!.

Y a la hora de comer, es la repera limonera. Yo propongo este menú ligero: un buen plato de Pisto Manchego (fritura de verduras con un huevo frito y pan para mojar), después una riquísima Caldereta de cordero (paletilla troceada y guisada con unas verduras, ajo y vino blanco) un buen postre de la casa y, a seguir descubriendo a la ciudad, verdaderamente Real.

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El significado de la palabra "progresista", así, en positivo, como definición de lo que representa la izquierda política en el Mundo, era algo que de entrada no era capaz de tragar pues, asomándose uno a la Historia Global, 

no se encuentra nada que indique que el Progreso haya caminado ni un solo minuto por impulso dado por el socialismo, el comunismo, el anarquismo, o por ningún otro "Ismo" igualmente rojo hasta las cachas, sino todo lo contrario; el rojerío a escala mundial se mueve como hace la cigarra que, al llegar el invierno invade el hormiguero, para sobrevivir robando del esfuerzo de lo bien logrado por la hormiga.

En una palabra -dos o más -. Yo estaba errado (me miro el pie y si, es sin H); el neocomunista "camaradoski" Iglesias y su compañera, han venido a demostrarme que ellos son muy progresistas, afirmación que refuerzan con la compra de una vivienda de unos pocos... seiscientos y más mil euros. 

Ante algo así, se me ha desmoronado "el chiringo" de mis creencias y opiniones al respecto. 

Es cierto, he de reconocer dócilmente que estos rojos son unos progresistas de tomo y lomo (que diría mi camarada Rafa Estremera).

El ejemplo de Pablo y su compañera, que el Mundo tendrá que estudiar a fondo, es el camino (una vez que todos los jerarcas rojos se hayan comprado sus "Dachas", en ruso:  дача ) que se pondrá en marcha para que el olvidado proletariado satisfaga su derecho a la propiedad inmobiliaria (como cuando vivía Franco), porque esa Dacha, 

no es porque sea, como es, una simple propiedad de esa juvenil parejita de dirigentes comunistas puros, siempre interesados por el mal vivir de los desheredados patrios, que también es, con algunos retoques (¿para qué quiere el proletariado un gran jardín con piscina?) el "chalete -Dacha piloto-", que será entregado por el Politburó soviet de Podemos, 

próximamente en el Poder, a todo español, o asimilado no nacido en España, que no tengan vivienda propia, como exige nuestra Constitución. 

¿Dónde hay que apuntarse?.

Eloy R. Mirayo.

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