jueves, 22 de marzo de 2018

BULO.

Así quedó Santander como consecuencia del pavoroso incendio de 1941.

Una simple chispa, incentivada por viento del Sur, con una fuerza de cerca de 180 kilómetros por hora, convirtió en cenizas, casi al completo, el centro histórico de Santander. 10.000 personas quedaron sin hogar, y la práctica totalidad de los locales comerciales de la ciudad, allí concentrados, fueron destruidos por las llamas. Mucho fue lo que se llevó, pero con lo que no pudo el fuego fue con el amor de los santanderinos por su ciudad. Su tesón y las ayudas de "aquel Gobierno", fue lo que ahora podemos disfrutar ellos, y los que con cariño venimos de visita.

Las circunstancias meteorológicas nos impiden poder disfrutar del aperitivo sentados en una de las terrazas del Paseo Pereda, pero no está tan lejanos los días que podríamos hacerlo en compañía de la selecta clientela que, elegantemente ataviada, suele hacerlo cómodamente, mientras son acariciados por el Sol Cántabro.

Pero no todo lo importante de ver se lo llevaron las llamas. A la ciudad de Santander, aún le quedan, además de ella misma, cantidad de cosas con que sorprender al visitante primerizo, y hasta a quienes solemos venir a menudo.

Sus 5 museos; la isla del Moro; 

la Catedral; el Palacio de la Magdalena; el Gran Casino; la Plaza Porticada y, como  el paseo es largo, lo mejor es reponer fuerzas en "la Posada del Mar": Ventresca con anchoas de Santoña, unas frescas almejas a la sartén, o tal vez unas habitas con huevo y paleta, finalizando con un Rodaballo a la plancha, mojado con un buen vino blanco de la tierra y de postre, ya que no lo tome en Oviedo, un riquísimo arroz con leche.
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(Pido disculpas a mis paisanos de Asturias, pues la jodida tableta en la que escribo me quitó la b, de carballones, y la sustituyó por una v; y me jodio el Cachopo, por un Capacho. Yo culpable por no revisar).

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Bulo: Noticia falsa propalada con algún fin.

El Real Diccionario de la Lengua Española se queda corto en el análisis de las entrañas que hace de esa palabra con tan reducido número de letras.

Es muy posible que los señores académicos, cuando surgió la palabra Bulo, les pilló con su súper intelecto cansado, después de haber dado luz verde a palabras tan importantes como almóndiga, cocreta y el famoso "hasta que no venga" por "mientras no venga". 

Yo, en mi ignorancia demostrada, me atrevo a creer que podrían haberse alargado algo más el escueto significado de la corta palabra.

Bulo: Notificación de un arma de poco peso y sencillo uso, que los partidos de izquierda, usan con inusitada frecuencia para convencer idiotas (un ejemplo).

Bulo: Noticia-vehículo que usan demasiados políticos de izquierda -y algunos de la derecha- aludiendo a su padre, a pesar de no tener ni puta idea de quién pudiera haber sido entre tantos candidatos (otro ejemplo).

Bulo: Noticia publicada por todo el elenco político -y demás sinvergüenzas del país- afirmando que estamos viviendo un cojonudo "estado del bienestar", 

a pesar de que todos los españoles decentes (personas en paro; trabajadores con mini jornada y mini jornal; personas escasamente subsidiadas; pensionistas de 2ª y 3ª) sabemos que es mentira jodia (otro ejemplo).

Bulo: Noticia que con toda la desfachatez de este mundo asegura que esta Democaca (sí, si; esta), es el mejor y más justo sistema político de cuantos se tiene noticia.

Oferta de supermercado: 3x1 maneras de engordar la semi vacía tripa de Bulo, que a los académicos de la Lengua Española, nunca se les podría haber ocurrido y, desde aquí, esta modesta publicación se las brindo exentas de copyrai.

Yo soy así ¡qué coño! La mar de desprendido.

Eloy R. Mirayo

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