Este sistema, la Democaca, no trae el sosiego. Todo está en susto y sobresalto; robos en variadas estéticas, ajustes de cuentas entre mafiosos, aparición de una nueva dedicación profesional: el "sicariado", la existencia de Podemos, huelgas a troche y moche, paros en protesta por diferencias de jornal, denuncias de atentados contra la libertad de expresión, protestas ante el Congreso de jubilados -¡a pesar de haberse visto premiados con un aumento de su jubilación de 0,25%!-, cabalgatas de ganaderos, fruticultores, horticultores y campesinos en general hacia Madrid (capital del Reino) con sus reivindicaciones en el morral.
Si; están las comunidades, pero ellos piensan que si se jode a los madrileños, sus problemas acabaran teniendo mejor solución. ¡Qué inocentes!
Y termino aquí la terrorífica lista,
no porque se hayan acabado los posibles sustos y sobresaltos, sino porque con esta pequeña muestra queda demostrado que la Democaca -esta de los cajones- lejos de conservar o traernos un mayor sosiego, lo que nos ha traído es,
el jodido sarpullido democáquito que nos desasosiega, y para el que no parece existir -o no somos capaces de encontrar- un buen bálsamo que nos alivie. Así no se puede trabajar con tranquilidad para llegar a hacer algo importante.
La persona normal; a la gente sana que nos ponemos confiados frente al televisor tras la jornada laboral, cuando sacan las clásicas vivencias parlamentarias en el Congreso, nos llama la atención que aquellas gentes,
que suenan y suenan, pero no dicen nada, nos parecen seres extraterrestres que han tomado los puntos de gobierno de los terrícolas,
y se juntan en ese lugar, simplemente para ver de qué nuevas maneras, cada uno de ellos, ha pensado para conseguir hacernos sufrir mayores males a los pacíficos autóctonos colonizados.
Seguro -a mí me pasa- que los que vieron la serie "V", están temiendo que en cualquier momento alguno de ellos y ellas recuperen su repulsiva naturalidad de lagartos. Que será que no.
La Cesión de Competencias del gobierno como la más cualificada representación del Estado, ha creado un vacío tan grande que al día de hoy, esa máxima representación, se la está discutiendo desde Cataluña, las Vascongadas, y más pronto que tarde, por las -menos Madrid- demás regiones.
El cambio de la organización territorial de España -como consecuencia de ese vacío-, llevada a cabo por los imbéciles que la crearon, lejos de alcanzar una mejor vertebración que la que había, lo que ha conseguido día a día, paso a paso, es que se hayan levantado unas invisibles, pero recias fronteras, que dividen a los españoles, haciéndonos sentir a todos extranjeros en nuestro propio país, en cuanto ponemos el zapato fuera de la linde de nuestra provincia.
Eso sin contar la pérdida de autoridad de las Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía y Guardia Civil)
y, en parte, la autoridad y respeto a la Justicia, a los altos Tribunales, y a sus funcionarios -en Cataluña, los politiquillos locales no cumplen con varias de sus resoluciones, sin recibir las lógicas consecuencias.
Eloy R. Mirayo.
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