miércoles, 21 de febrero de 2018

LA INTUICIÓN NO NOS ENGAÑA.

Cuando vemos una clamorosa injusticia (subida de las Pensiones de 0,25%), de manera casi automática, nos gustaría preguntar el ¿por qué?. Aunque sepamos que la respuesta, si llegara a haberla, nos llevaría, como cuando éramos niños, a repreguntar en cada respuesta porque la molesta pregunta inicial se irá difuminando a cada paso; lo que sería una forma muy ladina de hacernos comprender que jamás se nos dará la respuesta. Y nos quedaremos in albis oficial, aún teniendo muy cercana de la respuesta nuestra sabia intuición: "estos cabrones no sueltan prenda porque así están tapando sus fechorías".

Por ejemplo hay una pregunta que todos nos hemos hecho: ¿Cuándo van a encarcelar a la familia Pujol? 

A sabiendas de que jamás nos va a contestar nadie. ¿Por qué?, "Pues porque "afanar" tanto y durante tanto tiempo, es porque aunque sea una "familia a lo Corleone", algo así, es necesario un buen número de "coreutas". Es por poner un ejemplo patrio, de entre unos cuantos miles que seguirían la misma suerte.

Hay una pregunta muy antigua que además es internacional, que de vez en cuando brota salpicado por esos mundos la aparición de lo que la motiva, reaparece como eco, fresca como una lechuga ¿por qué siguen existiendo los "paraísos fiscales"?. 

Pregunta ociosa por los obvios motivos que he expuesto unos renglones por arriba.

"La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma". Algo parecido ocurre con Suiza y su ancestral asilo a los turbios económicos de golfos, chorizos, defraudadores y desvergonzados múltiples, de todo el Planeta.

Muy bien le ha ido en el pasado a este país alpino el papel de celestino de los dineros de muy dudosa procedencia, llegados de tapadillo a sus bancos; bancos que hicieron de su hermetismo (secreto bancario), el más apreciado de sus "valores" por toda clase de delincuentes.

Pero, como el secreto bancario, aunque rara vez, se ha roto varias veces, dejando con su delincuente culo al aire a más de un chorizo, desde hace más o menos veinte años en Ginebra, se creó una especie de isla de varios miles de metros cuadrados; una macro caja de caudales inexpugnable, donde los golfos de siempre llevan no sólo los dineros en metálico, que también obras de arte (pinturas, esculturas, grabados, etc, según gente de dentro, alguna fruto del robo y de expolio), lingotes de metales preciosos (oro, platino y plata), brillantes y demás gemas.

No falta de nada en esas instalaciones, además de los huecos blindados contra cualquier peligro, hasta los naturales, hay salones individuales donde el dueño de una obra de arte de su propiedad, la puede cómodamente disfrutar. 

También existe el lugar donde se pueden y de hecho ya ha ocurrido, vender o comprar cualquier cosa, con o sin participación de ninguna Hacienda.

"La caja negra del puerto Franco de Ginebra, es, multiplicado por 

el nuevo "Sésamo" de Ali Babá.

¿Por qué existe? Pues porque el gobierno suizo no mueve un dedo, y tampoco lo hacen las demás autoridades mundiales. ¿Por qué? ¡Coño! ¿ya estamos repreguntando? Si nuestra intuición no nos engaña.  

Eloy R. Mirayo.

No hay comentarios: