viernes, 16 de febrero de 2018

CON UN CANTO.

... y es que tenemos una clase política en el país, de lo más abigarrado que nadie pudiera imaginarse. 

 A la vera de los leones 

(Daoíz y Velarde, también llamados Benavides y Malospelos) que sestean aburridos desde el famoso día 23F, en la puerta del Congreso de los Diputados, se reúnen -hay quien cree que tratando de encontrar una nueva forma de jodernos a los demás- 

personas, "personajes", y personajillos -los tres con sus ellas- de distintas procedencias territoriales; de diferentes formas de asimilar la educación; de quienes carecen totalmente de "eso"; de distintas leches y distintos polvos -lácteos-

pero todos se parecen, como si hubieran sido clonados, en sacarle al cargo todo cuanto les sea posible mientras "el tren no salte las vías", no sólo en lo que se refiere al sueldo que cobran por na y menos que merezca la pena, que también en el uso -muchos de ellos en escandaloso abuso- de medios de transporte, tanto aéreo, como terrestre. Y también son afines, en la extrañísima finura de piel que les exige -ellos y ellas- hacer uso de toda clase de graciosos servicios y comodidades con las que el Congreso de los Diputados y el Senado se han dotado -pagados por quienes jamás llegaremos a usarlos-, para uso y disfrute de sus señorías y señoríos -que no se nos enfade la portavoza de los comunistas-, y también para relajarse tras el tremendo esfuerzo de apretar el botón de sus escaños: 

baños en la piscina, sauna, cuartos de baño completos. No; completos no parecen, según me cuentan, los cuartos de baño porque parece ser que las tazas, donde se aculan, aunque tienen un juguetón chorrito de agua que certero apunta para el aseo de sus "señoriales" intimidades, carece de una lengüetilla de suave gamuza que, yendo y viniendo, les seque y saque brillo a sus ojetes que, más de uno tendrá irremediablemente erosionado por la antigua costumbre de "limpiárselo" con un canto/piedra. 

Así reza el ancestral y sabio consejo rural que más de uno de ellos ha de llevar interiorizado: "si vas a cagar al campo, te limpiarás con un canto". Y no todos habrán tirado aún la piedra, por si acaso se vuelven lógicas y han de regresar a sus orígenes.

Cuando las cámaras de televisión muestran la entrada o salida de los diputados, todos revueltos -como el "cocido en la olla"- del Congreso de los Diputados, a mí me cuesta reconocerlos, a veces cundo van juntos los de Podemos y los de Esquerra, que me parecen tomas antiguas del día del Orgullo, ese al que viene tanta gente desde todas las partes del extranjero; otras me parece estar en los días de los carnavales. Y cuando les llego a reconocer, apago el receptor y me pongo a tocar la guitarra.

Eloy R. Mirayo.

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