jueves, 18 de enero de 2018

OFUSCACIÓN.

Cada día va siendo más peligroso acudir a un partido de fútbol, si es que también van los hinchas del Atlético de Madrid.

Dos asesinatos y este en intento.
¡Cuánto me alegro no ser un hincha de "la mejor hinchada del mundo"¡

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¿Qué confianza se puede tener en un sistema político y a su gobierno, si no son capaces de saber qué hacer, si a un expresidente de autonomía, huido de la Justicia, acusado de intento de golpe contra el Estado, entre otros delitos, apareciera de sopetón en la sede de la Generalidad de Cataluña, y de forma fraudulenta, absolutamente fuera de la legalidad vigente, fuera de nuevo investido presidente de aquella autonomía?.

A uno se le abren las magras carnes, pensando en lo que podría pasarle a España, 

con este sistema y con este gobierno, si a las demás autonomías se les ocurriera imitar a esos bandoleros de padres desconocidos que han tomado Cataluña, como si fuera su propia masía.

La cosa no tendría la menor dificultad en saber qué hacer, si las autoridades orillaran a los "ineptos asesores de ineptos", y consultaran con una persona inteligente -bueno si es portador de una cátedra universitaria; pero sería suficiente con que fuera simplemente inteligente, aunque hubiera que bajarle de un andamio, rescatarle de debajo de un coche en un taller mecánico o separarle del peso de un establecimiento de ultramarinos para hacer la consulta-; 

las personas inteligentes son siempre las que encuentran, con absoluta sencillez, las soluciones.

La ofuscación, a los inútiles, les impide comprender cosas tan sencillas como es el funcionamiento de una pandereta. 

Esa ofuscación, según los medios de comunicación, es en donde se encuentran nuestros servidores políticos; según dicen esos medios, no son capaces de ver 

que existen unas leyes y unos cuerpos jurídicos, que si se les deja actuar sin la intromisión de la política, sabrían con toda perfección actuar con justicia, aplicando al investido y a los investidores, la medicina correctora pertinente; para eso están las prisiones, o establecimientos penitenciarios o, simplemente "talego"; para que los delincuentes, separados de las personas decentes, puedan meditar sobre el mal cometido.

Pero, no tenemos, ni en el sistema ni en su actual gobierno (por la toma de la presidencia del Parlamento de Cataluña por Roger Torrent. 

Estos del PP son tan cándidos, que no son capaces de reconocer la falsedad.)

la suficiente confianza como para estar tranquilos, en cuanto al tema suscitado, con la investidura del próximo Presidente de la Generalidad de Cataluña; lo único que nos da seguridad, además de la fe en nuestra justicia, es la cobardía del Puigmamon, y sus mariachis y mariachas, por el riesgo; a no ser que encuentre a otros cabrones que, como al asesino de Paracuellos, lo traigan escondido bajo un rubio pelucón.

Eloy R. Mirayo.

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