jueves, 16 de noviembre de 2017

HACE FALTA SER HIJOS DE...

Yo le agradeceré de por vida a Dios, nuestro Señor,  no haberme hecho nacer separatista, como ese chorreón de hijos de puta que le han salido a Cataluña, unos nacidos de su propio útero, y otros muchos llegados de otras tierras igual de españolas; renegados de su tierra y de sus raíces, para hacerse perdonar ser "charnegos". 

Gente como esto, 

de raíces jienenses, que desde una puta organización de castellano parlantes, se dedica a la lucha independentista, con el propósito de separar a Cataluña del resto de España. Esta gente sin raíz y sin vergüenza, insulta a Bobadilla, pueblo en el que nacieron sus padres, y a toda Andalucía, cuando se permite el lujo de ir en los veranos. Lo peor es que los paisanos (Diego Rufián, hermano del abuelo: “Tu abuelo se echaría a llorar si supiera que quieres irte de España”) permiten su presencia.

Este rufián es uno más de los muchísimos casos similares; gente humilde que en los años duros de la posguerra, hubieron de cambiar de residencia, Cataluña, las Vascongadas o Madrid, zonas de desarrollo industrial, para encontrar con su trabajo, la manera de atender y mantener a su familia, lo que les era muy difícil conseguir en su lugar de origen.

Lo hemos dicho, quizás demasiadas veces, que un español, aunque sea nacido en el lugar menos conocido del territorio hispano, tiene todo su derecho a residir dentro del territorio nacional, en el lugar que más le plazca, con el mismo reconocimiento que los nativos del lugar. 

Un ciudadano español lo es, desde el Estrecho de Gibraltar, a los Montes Pirineos, y desde el Mediterráneo hasta la línea compartida con Portugal; sin que tenga que dar las gracias a nadie; sin tener que prostituir su origen. 

Eso se queda para la cantidad de "rufianes" que permiten ser expuestos en el escaparate, como las putas del "barrio rojo" de Amsterdam, por los separatistas, como dardos para herir a España. ¡Hace falta ser hijos de puta!

Cuando se termina la obra de un puente de grandes dimensiones, se hace pasar, antes de la inauguración oficial, una buena tanda de camiones debidamente lastrados, para comprobar su resistencia. El día 21 de diciembre, en Cataluña, todas las personas de bien, como si fueran los camiones del puente, deberían votar a quienes de verdad quieren lo mejor para Cataluña como parte integrante de España. 

No se debe permitir que por comodidad (¡que lo arreglen los demás!), se nos venga abajo por el peso de la inmundicia humana, tan importante y bello puente -Cataluña- 

dejándola en las asquerosas manos de las perversas gentes que la quieren para sí, siendo quienes más la odian.

Eloy R. Mirayo.

No hay comentarios: