miércoles, 15 de noviembre de 2017

RECUPERAR EL SENTIMIENTO NACIONAL.

Si fuéramos inteligentes, tomando como ejemplo el intento separatista del gobierno autónomo de Cataluña, todos, nacidos en cualquiera de nuestras regiones, deberíamos esforzarnos en recuperar el sentimiento nacional, sin olvidar, pero por encima de él, el también importante sentimiento local. Ser español; nacido en tal región; de tal pueblo; de tal calle; de tal número; de tal piso; no tiene que ser antagónico con cualquier otro español nacido y residente en cualquier otro lugar del territorio nacional, sino un paisano con los mismos deseos y mismas preocupaciones con el que, emparejado, intentar alcanzar los mismos deseos y resolver positivamente las mismas preocupaciones.

La Jota Aragonesa (permítaseme las mayúsculas) 

dice "Si al grito de "viva España" otro "viva" no responde, si es hombre no es español, y si es español no es hombre.

A nadie que no sea un gilipollas descerebrado, se le debería aparecer en la mente el estúpido deseo de, viviendo en este maravilloso país (que cada cual diga del suyo lo que mejor le parezca), coger a su familia y volverse a las cavernas, para crear una nueva tribu; a comer raíces y frutos del campo; vestirse de las pieles de los animales cazados a "pedrás", e intentar descubrir de nuevo el fuego, para calentarse el cuerpo semidesnudo y de esa manera poder calentar un sopicaldo horroroso, -de sabe Dios, con qué estaría hecho- que en nada se parecería a los de sopa del cocido con fideos de "Gallina Blanca".

La unidad nacional no es una idea romántica, sino una imperiosa necesidad, si queremos recuperar el estatus perdido durante estos últimos cuarenta años; si, año a año, aunque en largos tramos de estas nefastas cuatro décadas, haya parecido habernos tocado la "bonoloto".

Todos debemos ayudar a ayudarnos a recuperar el derecho a desarrollarnos profesional, económica y humanamente, desde la tranquilidad de una ocupación laboral que nos permita alcanzarlo. Los subsidios degradan la dignidad, tanto de quien la recibe, estando capacitado físicamente para ganárselo con su esfuerzo, como quien otorga esos subsidios con la maligna intención de ganar adeptos en las urnas.

Cinco son las familias que controlan las finanzas en todo el Mundo. Son, por ejemplo, los señores Rothschild, quienes deciden si para el aumento de sus intereses debemos vivir, o si les es más beneficioso que muramos; o si los señores Rockefeller creen que les entraran más dólares en sus bolsillos permitiéndonos comer a diario, u obligándonos a hacer ayuno.

Tan alto como para "raspar" la riqueza de esas cinco familias, y desmontar sus imperios, no podemos llegar a subir, pero si deberíamos con las fuerzas de nuestra unidad, obligar a nuestro gobierno -este o los que vengan- a que "raspen" las riquezas y desmonten los imperios, usando los impuestos como armas, de nuestros autóctonos ricachones, para que la riqueza -en la que participa el mundo del trabajo- junto a las posibilidades de prosperar, sean repartidas con mayor justicia.

España; los españoles hombro con hombro, hemos demostrado que somos capaces de poder con todo. O casi.

Eloy R. Mirayo.

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