miércoles, 11 de octubre de 2017

SOLO NOS QUEDA LA ESPERANZA DE LA JUSTICIA.

Y seguimos sin saber qué medidas 

de la panoplia que ofrece el artículo 155, son las que se van a tomar, aparte de la "franciscana" invitación al Puigmamon, de recular obediente en su empeño secesionista, y proclamar, golpeándose el pecho, 

su arrepentimiento por haber llevado con su insensato proceder, descabellada actuación, en compañía del Porqueras y la Moscatell, a la inestabilidad ciudadana en Cataluña.

Seguimos los españoles sin saber de las medidas, por lo que se está creando la opinión generalizada en la sociedad de que tampoco el presidente del gobierno parece tenerlo claro.

¿Por eso el requerimiento al Puigmamon? 

No es comprensible que después de tantísimos años aguantando los chantajes de los nacionalistas (secesionistas, como dijimos hace muchos años) catalanes, se pretenda doblar la servilleta, 

y aquí no pasó nada, con la respuesta deseada al requerimiento gubernamental de ser buenos niños. Algo mucho más contundente le propone al señor Rajoy el tan esperado artículo 155 y, si incomprensiblemente no se hace uso de ello, en su momento deberá tener "su premio". 

"... si Puigdemont manifiesta su voluntad de respetar la legalidad y restablecer la normalidad institucional, se pondrá fin a un periodo de quiebra de la convivencia". De verdad señor Rajoy, como presidente del gobierno de España, ese parlamento suyo ¿es lo que estábamos esperando oírle los españoles? 

Aún esperando poco "arrime" de usted, su salida a los "medios", no es que no merezca una ovación, sino que se ha ganado a pulso "un aviso". 

Su faena de alivio ha permitido salir vivo al morlaco, y los espectadores que han pagado por una corrida y les ha dado una becerrada, se sienten defraudados, como habrá quedado más de uno de su cuadrilla: "Vimos que el pasado día 6 pasó sin pena ni gloria el 83 aniversario de la declaración de independencia por parte de Companys. Creo que la historia no hay que repetirla, esperemos que mañana no se declare nada. A lo mejor, el que lo declare acaba como el que lo declaró hace 83 años. Pablo Casado".

Eso, mi respetado don Pablo, algunos creemos que, para casos muy especiales, desgraciadamente esta fuera de moda; como tampoco ya les afectó aquella necesaria moda, por designios democaquitos, a los asesinos de ETA, ni a los capos del narcotráfico, que tantísimas vidas han segado.

Aceptando que las modas pasan y que el delito cometido por el Puigmamon y los anteriores Puigmamones, y de algún modo permitido por todos los gobiernos de este país desde 1977, nadie espera o pide el final de Companys, repartido de forma equitativa entre todos ellos. ¡Me cachis sea en la!, pero lo que no parece de recibo es que esta juerga no haya quien la pague bien "paga".

A los españoles, para alcanzar satisfacción solo nos queda la esperanza de la Justicia.

Eloy R. Mirayo.

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