A esta hora, las 14.10, todavía nadie sabe
que es lo que el Puigmamon, flanqueado por el Porqueras y la Moscatell, va a decir a las 18 horas de hoy, en cuanto a la presunta separación de Cataluña del resto de España, transformándose por arte de birlibirloque, en una republica anarco bananera al sur del continente europeo.
En coincidencia horaria, tampoco parece que sepa nadie de que clase, cantidad y calidad son las medidas que el Gobierno de España tiene previstas en cualesquiera de las decisiones que vaya a tomar el Honorable inútil Puigmamon. Si son para hacerle un traje más elegante y mejor cortado del que suele llevar; si es para una camisa; unos calzoncillos de larga pernera, o para algo más serio y que se ajuste como un guante, a los gilipollescos propósitos del ¿exmilitante? de Terra Liure, y candidato de los anarquistas de la CUP, a la presidencia de la ínsula republicana de nuevo cuño. ¡Ay que coño!
Me figuro que "como los españoles somos mentalmente menores de edad, cercanos a lelos", habremos de conformarnos con cualquier chorradilla que se nos diga -"hay que dialogar", cancioncilla que tantos tontos, con carnet de primera especial, tararean sin tener puta idea de entonar la música, y desconociendo la letra- ya que no llegamos más lejos.
Pero, de este escatológico conflicto ¿es posible que el gobierno central mantenga el mismo silencio con los socios de Europa y EEUU?.
No creo que los socios europeos y americanos admitan un silencio del que puedan salir enmierdados pues, a falta de inteligencia a nivel global, el mimetismo pudiera resultarles fatal.
¡No me lo pudo de creer! (Que se dice por ahí). España, gracias a la Democaca, ha alcanzado tal deuda exterior que nuestros acreedores (digo nuestros, porque seremos nosotros; nuestros hijos; nuestros nietos; nuestros bisnietos; etc., etc., etc., hasta el infinito quienes al final les pagaremos), además de tener los ojos fuera de las órbitas y los pelos -hasta los del sobaco e ingles- como escarpias, habrán descargado y desgastado una barbaridad de "móviles" en constantes conversaciones con nuestras autoridades políticas y económicas, exigiendo razones tranquilizantes de futuro.
Esa gente no son como nosotros los españolitos de a pie, "menores mentales" sino poderosas gentes de colmillo retorcido,
impacientes por cobrar todas las deudas; la catalana, en primer lugar, seguidas de la deuda de las demás autonomías y naturalmente, la del Estado Español.
Lo que ven y lo que oyen, no creo que les esté haciendo demasiada gracia.
Eloy R. Mirayo.
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