lunes, 25 de septiembre de 2017

NI CUMPLEN, NI HACEN CUMPLIR.

Si en un bello y gran edificio, el responsable de cuidarlo y mantenerlo en perfectas condiciones de revista se desentiende sus lógicas obligaciones e, indolente, no da importancia máxima a la presencia de una repugnante rata, 

y no le da "matarile"; aunque fuera la única rata en todo el edificio, es impepinable que en un corto espacio de tiempo, el sucio roedor se habrá reproducido de tal manera que, ante la invasión multitudinaria del espacio a cuidar, se lamentará de verse colonizado y disminuido en un estrecho cuartucho sin salida al exterior, por el  triunfo sin batalla de los repugnantes roedores.

"Eso está pasando en este país -me comentaba un viajero sentado junto a mí, en el autobús de la línea 38- y, como no se tomen las medidas drásticas, existentes en cualquier parte del Mundo, las ratas autonómicas -ratas, haberlas haylas en todas las latitudes de este país-, entre todas ellas, sintiéndose más fuertes, a mordiscos darán buena cuenta del debilitado Estado".

Las sucias ratas del Noroeste del país, 

que hasta estos momentos, aunque envalentonadas por el escaso riesgo a su integridad, se encontraban solas en la inmensidad del hermoso caserón, la desesperante, por reiterativa pasividad del responsable, empecinado en no utilizar el pertinente raticida que debería acabar con la rata, que fuera única en su momento, ha permitiendo que las sucias y asquerosas ratas del Norte, agazapadas después de infringir tantos sufrimientos físicos y muy grandes destrozos de bienes de todo tipo, incluyendo viviendas, aprovechando la incierta coyuntura, comienzan con la mayor desvergüenza y chulería a salir de la madriguera asomando sus clásicas orejas, dispuestas a utilizar su influencia en favor de las apestosas ratas "norestarias", al tiempo que hacen presa por otro lado, para su propio beneficio.

Con las ratas no se dialoga y mucho menos se negocia; el único y mejor trato al que se debería llegar con las ratas, debería ser el que se hiciera a través 
del 

eficaz raticida IBYS, que para esa clase de asuntos viene muy al pelo.

Sorprendería un pegote al personal normal, si a ello se llegara que, como hemos oído decir a algunos miembros del servicio de conservación y limpieza del gran edificio, una vez dejada atrás la fecha fatídica, el día después, el Servicio de Conservación y Limpieza, encabezada por su máximo responsable, se predispusiese a entablar conversaciones que posibiliten acercamiento de posiciones entre el Servicio y las ratas.

Cierto que el día 2-O es el día siguiente al 1-0 (diría Perogrullo), y entonces... ¿qué?. Pues si al principio, siendo más fácil no se tuvo valor para tomar decisiones sencillas, aunque serias, las esperanzas de que se solucione en justicia el problema ratonil la han convertido, por no enseñar el tamaño de los cojones a tiempo en una utopía difícilmente alcanzable, y más, dentro de un sistema tan gilipollesco y cabrón como es la Democaca inorgánica.


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Como sin duda estáis comprobando, mis muy respetados y queridos camaradas/os y amigas/os, sigo fiel a mi promesa de no volver a tocar el problema que, desde Cataluña, una cuadra de hijos de puta, nos han creado al resto de los sufrientes ciudadanos de allí, y del resto del país.

Los hombres y mujeres debemos ser, aunque nos duela, fieles a la palabra comprometida, y no como esos sinvergüenzas de políticos que nos han caído que juraron o prometieron fidelidades ("Juro o prometo guardar y hacer guardar fielmente la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, lealtad a la Corona y cumplir los deberes de mi cargo frente a todos").

Por desgracia ni cumplen, ni hacen cumplir aquello que prometieron o juraron.

Eloy R. Mirayo.

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