martes, 5 de septiembre de 2017

IMBECILIDAD Y MALDAD.

Ojeo los periódicos nacionales, y me reafirmo en que la imbecilidad y la maldad son dos "cualidades" imprescindibles para prosperar con rapidez en la carrera de la Política actual en este triste país. 

Nada y a nadie parece importar lo imbécil y malvado que el individuo en cuestión sea, ocupando y haciendo labor en un puesto de la baja, media o alta representación política, porque eso es la normalidad en la que conviven gozosos la mayoría de seres que conforman esa "clase".

La noticia que nos llega desde las bellísimas Islas Baleares: "Baleares deja de exigir el catalán a los médicos al no cubrir las plazas".

Esta noticia nos refuerza en la opinión de que el político/a pone en marcha su maldad haciéndola cabalgar a la grupa de la imbecilidad. El idioma para todo el territorio es el Español, al que gilipollescamente se le devalúa nombrándole castellano, como si así solamente se hablara en las dos Castillas. 

Cualquier persona normal que no sea uno de estos políticos, sabe que en las Islas Baleares se habla, además del dialecto balear propio, y no el catalán que, de por boca de ganso la prensa nacional, les baila el agua a los imbéciles y malignos políticos que saltándose a la torera la constitución de este país, se daban el placer discriminatorio de no aceptar a los hispanoparlantes a pesar de que en su Título l, Derechos y deberes Fundamentales dice: "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación por nacimiento, raza de nacimiento, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

La imbecilidad maligna del gobierno de Consolat de Mar (Palma) - las islas Baleares 

ha puesto en riesgo la salud y la vida de muchos cientos de miles de ciudadanos de aquella región y de muchos de sus visitantes. Y es seguro que nadie se ha tomado el trabajo de contabilizar las posibles indebidas defunciones habidas aquellas islas por culpa de la maligna imbecilidad de aquel gobierno que preside la socialista, señora Francina Armengol, en compañía de Mes.

Y esto no es una circunstancia negativa puntual en un contexto exquisitamente correcto, sino el tablero y el juego que oficialmente se practica, en el que siempre ganan los mismos y perdemos los demás, los que pagamos el tablero y las fichas (300.000 despidos en un solo día) ¡ya me dirán si eso no es un acto grave de discriminación!.

Eloy R. Mirayo.

No hay comentarios: