jueves, 28 de septiembre de 2017

BALCONES.

Los balcones de algunos barrios de Madrid, me figuro que también en otras ciudades y pueblos, están siendo engalanados con la bandera Rojo y Gualda, como respuesta a lo que los asociados a la organización "Hijos de puta sin fronteras", pretenden hacer con Cataluña. La visión balconaria de la bandera Rojo y Gualda, me emociona siempre, como cuando juré defenderla si fuera necesario "hasta la ultima gota de mi sangre" (lo que me parece que no me van a dejar). Es cierto que la bandera de mi patria, ¡España!, es la más bonita de cuantas pueda haber en el Mundo.

Y me alegra verlas en mi ciudad; pero las que de verdad tienen más valor añadido al de su enorme valor intrínseco, son las que con un par de cojones y un palito, están apareciendo en Barcelona y en otras ciudades de Cataluña.

Cuando mi querido y admirado camarada Rafael Estremera y un servidor, militábamos en Fuerza Nueva, en las concentraciones que se hacían en la Sede, en días de pegada, mientras los que pegaban los carteles en los barrios de Salamanca, Centro o Argüelles, presumían mas que una mierda en un solar, nosotros, sin presunción, solo cumpliendo con nuestro deber, lo hacíamos en los barrios de Ventas, de San Blas y Vallecas. 

Insisto; es una hermosura ver los balcones y ventanas engalanados con la bandera de España; pero en estos momentos es como darle un "Sugus" a una persona que se está muriendo de hambre. 

Lo de la bandera está muy bien pero lo que estaría de puta madre es que, tanto en Cataluña como en el resto de España, ya que a las autoridades de este país parece apetecerles hacer un "Ramos", meter el gol en el último minuto, deberíamos, con nuestra presencia en las calles, hacer valer con el Gobierno, lo que se hace con las banderillas negras a un "manso" en el coso taurino; ponerle al trote largo para que embista, como Dios manda.

¡Mecahis en la! Parece que para después del "día de autos", hay quienes en este país tienen la opinión de que el Estado, por la mano de su gobierno, debe hacer algo en Barcelona, como la Capital de Cataluña; 

ese algo debería ser entregado de manera natural y sin condiciones, para que refuerce aún más su pertenencia junto a las demás autonomías a lo que es la unidad nacional; algo tangible que de manera visible, nacional e internacionalmente, la coloque a una altura más o menos similar con Madrid; algo parecido a compartir la  capitalidad política del Reino. Y ese algo, según apuntan, sería llevar a Barcelona la sede de algunos ministerios; dicen que sería bueno porque, al mismo tiempo serviría para descentralizar parte de la administración gubernamental, ahora toda ella girando en los alrededores del kilómetro cero, en la madrileña Puerta del Sol, punto de donde parten todas las carreteras.

Podría ser; ¿por qué no?. Podrían ser desplazados a Barcelona los ministerios del Interior, el de Hacienda, el de la Defensa y también, la Dirección General de la Guardia Civil y el Registro de Parejas de Hecho.

Que dirán el Puigmamon, el Porqueras y la señora Moscatell

Eloy R. Mirayo.

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