miércoles, 12 de julio de 2017

MASCARONES DE PROA.

Los partidos de izquierdas, al menos en este país, intentando arañar votos en las elecciones, suelen con demasiada frecuencia encabezar sus listas con viejas glorias -catedráticos, jesuitas secularizados después de aprovecharse de la Orden, gentes de la judicatura, y hasta algún imbécil que inopinadamente, han pertenecido, con alto empleo, generales, al ejército de este país-; personajes de cierta popularidad, en muchos casos mal adquirida, para que alumbren con su marchita luz, las oscuras caras de las peculiares gentes que nutren las listas electorales de todas las izquierdas nacionales.

Podríamos dar una infinidad de nombres, que si no lo hacemos es para evitar el enfado, que podría resultar fatal, de esos vejetes cascarrabias (¡lo que es la edad, hijitos míos!) que en estos momentos cumplen el modelo establecido por los partidos del pedestre rojerío nacional, y el de los familiares quisquillosos de los que gracias a Dios, ya han fallecido.

Estos personajes de dudosa dignidad (que son mangoneados al antojo) que vemos gallear en sus asientos en municipios, comunidades y escaños de ambas cámaras, como si fueran el gallo del corral (el que se cepilla a todas las gallinas) son en realidad, como se ha demostrado infinidad de veces, simples capones, y caponas para el momento; subordinados en todo momento a los caprichos y despóticos mandatos del verdadero gallo follador. 

En estos momentos, los líderes del PSOE y del tardío "soviet", Podemos.

Entre orden y orden, como son viejos y viejas absolutamente amortizados/as de prácticamente todo lo visible e invisible, para encarar cualquier circunstancia imprevista con algún atisbo de coherencia, echan mano del catalogo de chorradas que los lidercillos de esas "partidas que se han convertido en partidos", les ponen a la comodidad del tacatá con el que se ayudan a caminar.

Me llamó la atención, en su momento, la cantidad de razones (todas ellas dentro de toda lógica; la de esa clase de gentes) que la señora Carmena expuso para que la pancarta en recuerdo del vilmente asesinado por los rojos vascos de ETA, Miguel Ángel Blanco, no colgara en la fachada del Ayuntamiento. Como si la pancarta de ese vigésimo aniversario luctuoso, borrara con su sola presencia el doloroso recuerdo de las demás víctimas del terrorismo.

Ahora, no es que no me llame la atención, sino que me parece un chiste desgraciado, las razones (es posible que no sean propias) que da la anciana (73 años) alcaldesa de Madrid, para poder desplegar, sin que resulte "discriminatorio" a las demás víctimas (tramposa excusa de quién, quizás por la edad 73 años, ya no alcanza a encontrar mejor explicación), en el la pancarta de los veinte años sin Miguel Ángel, en algún lugar de la fachada del grandioso edificio del matritense ayuntamiento.

¿Quién ha señalado el cambio de dirección? Teniendo en cuenta lo convencida que se mostraba la anciana (73 años) alcaldesa, montada en la negativa, no hace falta ser un lince para llegar a la conclusión de ha debido haber otra mano que cambiara el rumbo, que podría serles negativo.

Eso; sin la menor duda. Y es, lo que de alguna manera ratifica mi tesis de  los mascarones de proa.

Eloy R. Mirayo.

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